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La OTAN prepara un bombardeo a gran escala de objetivos militares serbios en Bosnia

Lluís Bassets

Las decisiones tomadas por la OTAN el viernes por la noche no dejan apenas márgenes a las tropas serbias de Bosnia para proseguir los combates. Todos los campos de batalla donde podían realizar ataques, que coinciden con zonas habitadas, han quedado protegidas por la amenaza de la Afianza. No había dudas ayer en la sede de la OTAN de la inminencia de un bombardeo contra objetivos militares serbios, probablemente a gran escala, en caso de que los serbios bosnios no den un giro de 180 grados en su comportamiento. La amenaza de la OTAN es de una gran complejidad y contiene, estadísticamente, un riesgo muy alto de conflicto, principalmente ante un enemigo acostumbrado a desafiar y burlar las decisiones internacionales.

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La amenaza de la OTAN implicaba, ante todo, el cese total de las hostilidades serbias contra Gorazde, desde el momento mismo en que se dio a conocer la decisión del Consejo, aproximadamente a las siete de la tarde del viernes. La fuerza aérea aliada pudo actuar ayer mismo sin necesidad de esperar a que se cumpliera el plazo para la retirada del centro de Gorazde.Los serbios atendieron en un primer momento a este ultimátum, aunque comunicaron al enviado especial de Naciones Unidas, Yakushi Akashi, que a su entender empezaba a mediodía del sábado. Ayer, pocos minutos antes de que se terminara el plazo, los serbios atacaron de nuevo en Gorazde, violando así la primera exigencia de la OTAN y dando motivo para ser bombardeados en cualquier momento.

Las fuerzas serbias debían retirarse a tres kilómetros del centro de Gorazde a partir de las tres de la madrugada de hoy hora local (un minuto después de las 02.00 hora peninsular española), según el comunicado de la OTAN. Se entiende que estas fuerzas debían haber cesado totalmente su actividad bélica en las horas anteriores, desde la emisión misma del comunicado de la OTAN y que tenían así casi 30 horas para organizar la retirada desde el momento en que se acordó la amenaza. Los serbios deben dar paso libre hacia Gorazde a la ayuda humanitaria y a los médicos.

El miércoles de madrugada, a las 00.01 en tiempo universal, es decir, las tres en hora local de Gorazde, todo el territorio comprendido en un radio de 20 kilómetros quedará declarada "zona de exclusión militar". "Todas las armas pesadas de los serbios de Bosnia (carros, piezas de artillería, morteros, lanzagranadas múltiples, misiles y armas antiaéreas) deberán ser retiradas", dice el Consejo Atlántico. A diferencia de Sarajevo, no hay sobre el terreno suficientes fuerzas de la Naciones Unidas para controlar el almacenamiento y la retirada. Dependerá de la voluntad de los serbios el que se efectúe de forma convincente para las Naciones Unidas y la OTAN.

La violación de cualquiera de las anteriores exigencias, basadas todas ellas en resoluciones de Naciones Unidas, dará lugar a la actuación de la fuerza aérea aliada. Los dos comunicados emitidos ayer dan a entender que la OTAN no piensa actuar indiscriminadamente contra el territorio serbio de Bosnia ni contra Serbia directamente.

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Los aliados no quieren, ni por el momento se plantean, la posibilidad de ataques en territorio de Serbia, por más que los suministros, la ayuda militar e incluso los transportes de tropas se puedan producir desde la república madre.

La Alianza ha creado también un mecanismo de protección automática para las otras cuatro zonas de seguridad (Bihac, Tuzla, Zepa y Srebenica), que entró en vigor en la madrugada de ayer sábado. Las Naciones Unidas no cuentan con suficientes cascos azules para proteger estas zonas y para realizar el control sobre el armamento pesado. No pueden exigir, por tanto, una retirada a plazo de las armas pesadas, sin correr el riesgo de ver violado el nuevo ultimátum. En caso de que se produzca un ataque contra estas zonas o si se produce una concentración sospechosa de armas pesadas en alguna de ellas, serán declaradas "zonas de exclusión militar" de forma automática y sin necesidad de una nueva decisión del Consejo Atlántico, al mismo título que Gorazde.

El tratamiento que recibirán quienes violen las condiciones de las "zonas de exclusión militar" será de un extremo rigor. La OTAN no bombardeará únicamente las baterías que hayan disparado o estén disparando, sino "estas armas y otros medios militares de los serbios de Bosnia, así como las instalaciones militares de apoyo directo".

Entre los objetivos se puede incluir "todo otro medio militar en relación directa con la violación y situado en los alrededores de la zona concernida". También podrán ser atacadas las baterías antiaéreas, con el objetivo de neutralizar las amenazas directas para los aviones de la OTAN.

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Sobre la firma

Lluís Bassets
Escribe en EL PAÍS columnas y análisis sobre política, especialmente internacional. Ha escrito, entre otros, ‘El año de la Revolución' (Taurus), sobre las revueltas árabes, ‘La gran vergüenza. Ascenso y caída del mito de Jordi Pujol’ (Península) y un dietario pandémico y confinado con el título de ‘Les ciutats interiors’ (Galaxia Gutemberg).

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