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CIENCIA

La hormona del crecimiento se abre paso en la práctica clínica

La hormona humana del crecimiento, indicada en el tratamiento de niños de talla baja, está demostrando su utilidad en otros campos. Una verdadera explosión de ensayos realizados en Europa y EE UU en los últimos años indica efectos terapéuticos en casos concretos, como fracturas o quemaduras. Mientras revisan los últimos resultados en el congreso de la Sociedad Europea de Investigación Clínica en Toledo, los médicos se apresuran a recordar que la hormona no es la panacea para mantener la juventud.

Hasta ahora la hormona sólo está aprobada oficialmente para tratar niños de talla baja debida a su déficit. El origen del interés actual es la disponibilidad desde hace poco menos de 10 años de la hormona obtenida por ingeniería genética. Antes esta sustancia procedía de autopsias, era muy escasa y presentaba riesgo de transmisión de enfermedades.Thord Rosén, sueco, encontró hace tres años que la deficiencia en adultos de la hormona del crecimiento está relacionada con una mayor mortalidad por accidentes cardiovasculares. Ahora cree haber encontrado el mecanismo de esta relación, por la alteración del metabolismo lipídico.

El danés Jens Jorgensen, por su parte, demostró que el tratamiento con la hormona en adultos que sufrían déficit por tumores u otras causas es eficaz. Otto Mehls, alemán, empezó a utilizarla con efectos positivos en niños con insuficiencia renal crónica, que también sufren enanismo.

S. Shalet, británico, ha constatado un aumento de la densidad de los huesos en adultos en estudios realizados durante varios años, aumento que se mantiene hasta años después de haber terminado el tratamiento. Finalmente A. Young, también británico, ha demostrado que las fracturas de cadera en pacientes ancianos se sueldan antes y mejor si se aplican dosis de hormona del crecimiento.

Sin contraindicaciones

Antonio Gómez-Pan, endocrinólogo del hospital La Paz de Madrid y presidente del comité organizador del congreso, explica que hay datos positivos sobre la hormona en casos de fracturas, quemaduras, traumas, cirugía y en la desnutrición asociada a procesos como la diálisis. Hasta ahora no se han encontrado contraindicaciones que se temían, como el aumento de los niveles de azúcar en sangre o el crecimiento de tumores en pacientes tratados con la hormona.Sin embargo los trabajos, señala, son todavía experimentales y hay resultados conflictivos. Resolver estos problemas, en muchos casos metodológicos, es uno de los objetivos del congreso, que se caracteriza precisamente por abarcar muchas disciplinas. En las sesiones, que terminarán mañana, los más de 1.000 participantes abarcan desde los trasplantes a los oncogenes en seis sesiones plenarias y 11 talleres.

Aunque los médicos se apresuran a decir que la hormona no es el elixir de la juventud y que no se puede generalizar su uso, el hecho es que su producción natural, que es en forma de picos, aumenta en el ser humano al llegar la pubertad y disminuye mucho pasados los cuarenta años.

Mientras se conoce exacta mente su influencia ya se ha definido el síndrome de deficiencia en adultos, caracterizado por estado depresivo, anormalidades en la composición corporal, capacidad reducida de ejercicio, densidad ósea reducida y mayor riesgo de muerte por causas cardiovasculares. Y los efectos terapéuticos en personas mayores de 60 años constatados en algunos estudios son la recuperación del tono vital, un aumento de la masa muscular, una mayor capacidad de ejercicio y una mayor sensación de bienestar.

Si se confirman estos efectos no parece lejano el día en que la hormona del crecimiento forme parte del arsenal terapéutico para mantener la calidad de vida en la tercera edad. Mientras tanto, el mercado negro de esta sustancia, el anabolizante por excelencia, no detectable en las pruebas de dopaje, se extiende en el deporte.

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