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Tormenta en el Reino Unido por las bajas británicas

Los últimos incidentes en Bosnia que se han saldado con la muerte de dos soldados británicos y el derribo de un avión Harrier de la misma nacionalidad en poco más de dos días, han desatado la indignación de la opinión pública en el Reino Unido. Ante los duros ataques realizados por el responsable de Defensa del Partido Laborista, Jack Cunningham, que ha acusado a los líderes de la OTAN de "indecisión y vacilación" hacia la guerra de Bosnia, el ministro de Defensa, Malcolm Rifkind, se ha visto obligado a hacer un llamamiento a la calma, y a reclamar que otros países manden tropas a Bosnia. Aun así, no ha tenido más remedio que reconocer el "grave deterioro" de la situación en Gorazde.El último suceso en el que se han visto envueltas tropas británicas bajo el mando de la ONU en Bosnia, se produjo ayer por la mañana, cuando un soldado sin uniforme fue abatido a tiros por una patrulla del ejército musulmán, en un puesto de control. El viernes, un paracaidista del propio regimiento del general Michael Rose, máximo mando de las tropas de Naciones Unidas en Bosnia, -y uno de los rostros más populares de la televisión británica- falleció tras ser alcanzado por los disparos serbios, deliberadamente dirigidos hacia un puesto de observación de la ONU. La gota que ha colmado el vaso de la paciencial y el orgullo británico ha sido, sin embargo, el derribo del avión Harrier cuando sobrevolaba Gorazde. El piloto, el teniente Nick Richardson, logró salvarse con heridas leves, pero el incidente ha supuesto un serio revés para el comandante de las fuerzas de la ONU en Bosnia.

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Rose, que había obtenido el permiso de sus superiores para lanzar varios ataques aéreos sobre posiciones serbias en un intento de detener la ofensiva sobre Gorazde, donde 65.000 civiles musulmanes permanecen refugiados, tuvo que dar marcha atrás en su decisión. La desorientación y las dudas parecen haber hecho presa en el mando de la ONU.

Ante esta situación, el encargado de Defensa laborista, Cunningham, ha vuelto a hacer un llamamiento para que se produzca una reunión de emergencia del Consejo de Seguridad de la ONU. "La actitud del Consejo de Seguridad es cínica y deshonesta", dijo ayer Cunningham, "por cuando designa zonas de seguridad en Bosnia sin ser capaz de hacer efectivas sus propias resoluciones". Sin embargo, la crítica más visceral a lo ocurrido en Bosnia -donde cuatro soldados británicas han fallecido desde el inicio del conflicto- ha salido del propio partido en el Gobierno. El parlamentario tory Terry Dicks pidió ayer la inmediata retirada de las tropas británicas en Bosnia basando en unos razonamientos tan elementales como efectivos: "Esa guerra no es asunto nuestro. No es nuestra guerra, y no merecela vida de un sólo soldado británico".

Los sucesos del fin de semana confirman la hipótesis de la mayor parte de la prensa británica de que los bombardeos de la OTAN sobre posiciones serbias, llevados a cabo a principios de semana, sólo conseguirían empeorar las expectativas de paz en Bosnia.

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