El carril-bici no es una utopía
Soy estudiante de arquitectura en la escuela de Madrid, y recientemente he hecho un viaje a Berlín, donde, con gran asombro, he visto la gran viabilidad que tiene la puesta en práctica del carril-bici. Durante este viaje he tenido la suerte de recorrer por un día las calles de Berlín en bicicleta y, además de tener una visión sosegada pero continua de la ciudad, que no permitirían otros medios de transporte, he comprobado la escasa conflictividad que se crea entre la bicicleta y otros medios gracias al carril-bici.Desde las aulas de urbanística siempre se nos ha mostrado a los estudiantes de arquitectura el carril-bici como una posibilidad, si bien deseable, no lejos de la utopía; pero creo que su implantación, si se hace de una manera progresiva y en un principio limitada a las grandes vías de tráfico y a los accesos al centro, puede ser factible. Esto es debido a su escaso costo de ejecución y mantenimiento, ya que se limita, a reservar, por medio de dos convencionales líneas pintadas sobre la acera, una banda de menos de 1,5 metros (espacio utilizable por el peatón cuando no pasan bicicletas) y a realizar un pequeño vado en los cruces (ya existente en muchas calles para los incapacitados), y regula sus intersecciones por el mismo semáforo que los peatones o por líneas análogas al paso de cebra.
Las ventajas serían múltiples:
-Desaparecerían los accidentes entre bicicletas y automóviles, con lesiones casi siempre graves para los ciclistas.
-Se reduciría en gran medida el uso del coche en distancias cortas y medias.
-Como consecuencia, se reducirían los problemas de contaminación, colapso del centro por los automóviles y estacionamiento.
-Puesto que Madrid es una ciudad esencialmente llana en su zona central, no haría falta ser un Induráin para realizar los trayectos de una forma cómoda, rápida y tranquila.
-Finalmente, tal vez conseguiríamos percibir la ciudad de una manera más humana que la que permite el estrecho marco definido por el parabrisas de nuestro automóvil.-
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