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Café con lámpara

Bares, teatros o restaurantes abren espacios para exponer

Ana Alfageme

Cuando los espacios naturales del arte han apagado las luces, con la noche comienza otro circuito joven y desconocido en el que a uno le puede conquistar una fotografía colgada de una pared cuando no tenía otra pretensión que evadirse con una seguirilla. O que descubra una rara lámpara para llevarse a casa mientras apura un café o un gran cuadro que le haga guiños entre bocado y bocado. Los artistas que empiezan siempre se han ser vido de los bares para enseñar su obra. Pero hay otros espacios que se suman al escaparate: salas de teatro, una librería-bar, un garito con quiosco-tienda, un restaurante... o un templo del flamenco.

Por la sala Caracol coinciden familias gitanas, con los aretes y el visón ellas y ellos con la melena bien cepillada. Allí se juntan con muchos aficionados payos y comparten el gusto por Pansequito o los Ketama. A partir del pasado febrero, a todos les recibe una exposición en el vestíbulo: antes fue la vida vegetal coloreada por Carmela Díaz, una fotógrafa nacida en Lanzarote hace 29 años, y ahora son rostros desdibujados del flamenco en acuarela. Carmela se volvió a su isla con ocho fotos vendidas y con el recuerdo de ver sus plantas resaltando en los muros amarillos mientras sonaban las palmas.

Flaneras y planchas

"Yo prefiero los garitos a las salas de exposiciones", dice Raúl, Rule, un periodista que ha sacado partido a su condición de manitas: diseña lámparas que son curiosas simbiosis de flaneras y antiguas planchas; fregonas que dan luz o aspiradoras de los años cincuenta recicladas para iluminar. "En el café he vendido mucho más que en la galería", asegura. Durante meses, sus lámparas han iluminado a los noctámbulos del café Lisboa, un local que trata, con exposiciones, presentaciones de libros y una pequeña tienda, ligarse al público más intelectual. Ahora mismo tiene dos muestras de dibujos y una de sombreros. Un bar cercano, Dino, tiene ahora las creaciones de Raúl. Un garito aún más híbrido ha reservado el sótano para los cuadros. Alicia Pérez fue la primera que llenó de reflejos azules la bodega de La Madriguera: allí se puede desde comprar un libro hasta meterse entre pecho y espalda un bonito con pimientos o comprar un cuadro. Sonia, una de las tres dueñas, dice: "Se ha ido corriendo la voz y ya tenemos lista de espera". La Madriguera se queda, además de con el 20% de las ventas -un porcentaje habitual en estos locales-, con un cuadro que elige la casa.

El Repórter es de los cafés más veteranos en adornarse de fotografías. Allí se asoman las, robadas a las páginas de los periódicos. Estos días, las de Germán Gallego, un fotógrafo de 43, años, que muestra la calle de un Madrid lleno de contrastes. "Desde que abrieron, hace más de 10 años, la fotografía de prensa ha estado presente", explica Luis, el encargado. "Normalmente no se venden, es algo que el autor quiere conservar".

El Honky Tonk ha abierto un restaurante anexo hace nueve meses, y el techo lo han decorado seis pintores. De ese grupo, Ana Sánchez, de 29 años, que además acaba de estrenar una exposición con 40 lienzos que cuelgan al lado de los comensales mientras atacan el mero con cebolletas o la pasta bañada en salsa de setas. "Hombre, yo prefiero exponer en una galería, pero aquí se preocupan mucho, te editan un catálogo e informan muy bien", dice Ana, que ha vendido tres cuadros. También las salas alternativas de teatro se suman a tentar a sus espectadores. Por ejemplo, la Cuarta Pared o Pradillo, con su Espacioarte, donde otra artista de 29 años, Carmen Moreno, ha instalado grabados y dibujos. "Tengo la suerte de que este mes hay tres estrenos y una muestra de danza", dice la artista, que ha vendido ya 16 cuadros. A todos los que se acerquen, las paredes de Pradillo les dirán, desde los cuadros de Carmen, cosas así: "Me siento invencible cuando desayuno tus besos".

Algunos nombres: Café Lisboa (Argensola, 17) 18.30 a 1.30. Varias exposiciones; La Madriguera (Santiago, 3), pinturas de Esteban Núñez. De 10.00 a 23.00. Repórter (Fúcar, 6), fotografías de Germán Gallego. De 19.00 a 2.00; lunes, cerrado. Restaurante Honky Tonk (Covarrubias, 24), pinturas de Ana Sánchez. De 13.30 a 16.00 y de 21.30 a 24.00. Pradillo Espacioarte (Pradillo, 12), grabados y dibujos de Carmen Moreno. De, 19.00 a 21.00, de jueves a domingo. Sala Caracol (Bernardino Obregón, 18). Dino (plaza de Alonso Martínez). De jueves a sábado, de 20.00 hasta la madrugada.

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Sobre la firma

Ana Alfageme
Es reportera de El País Semanal. Sus intereses profesionales giran en torno a los derechos sociales, la salud, el feminismo y la cultura. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS, donde ha sido redactora jefa de Madrid, Proyectos Especiales y Redes Sociales. Ejerció como médica antes de ingresar en el Máster de Periodismo de la UAM y EL PAÍS.

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