Tàpies realiza su sueño al exponer en Londres su obra del último verano

Cuatro salas de la galería Waddington, una de las más importantes de Londres, exhiben desde ayer la última obra pictórica de Antoni Tàpies. Montar la exposición ha sido cosa de un año, pero ayer el artista catalán reconocía, desbordante de felicidad, que con la exhibición conjunta de toda su obra, realizada durante el largo verano de 1993, convertía en realidad un sueño acariciado durante más de cuarenta años.

En realidad no están todos los cuadros elaborados minuciosamente en el estudio de Campins el verano pasado. Sólo 32 de los más de 40 producidos por la mano de Tàpies, pero aun así la Waddington ha tenido que abrir sus cuatro salas para dar cabida a las inmensas composiciones que despliegan un nostálgico mundo de sensaciones estivales, con olores incluidos. La exposición permanecerá abierta en Londres hasta el 7 de mayo próximo. "Mis representantes en Nueva York y París se llevan todos los años los cuadros. Al final es la dispersión más completa. Pero, por fin, esta vez he conseguido reunirlos todos en una sola muestra", explicaba Tàpies.

El trabajo de Tàpies, como precisa el catálogo de la exposición, se resume en una constante, casi obsesiva búsqueda de las esencias. "Siempre digo que la sabiduría mística está en estrecha relación con la investigación científica y pon el arte. Todo es lo misrno", comentaba ayer el artista catalán. "Ésa es la espiritualidad que me impulsa. Una especie de mística salvaje, que es la que ayuda a conocer la propia naturaleza y la vida".

Los trabajos con madera, pintura, metal o polvo de mármol mantienen la misma concepción de toda la obra desarrollada por Tàpies, -que ha cumplido ya los 70 años- a lo largo de su vida.

El polvo de mármol recuerda la arena de las playas catalanas, aunque los objetos habituales en las composiciones de Tàpies, -viejas mantas, botas desgastadas, tristes somieres- reproducen el mismo carácter contingente y un poco amargo de la vida, presente en toda su obra.