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Balladur anuncia que dialogará con los jóvenes tras vencer en las cantonales

Enric González

La derecha mantiene una mayoría confortable en Francia, y el Partido Socialista empieza a recuperarse del desastre de 1993 y a asentarse como una oposición sólida. La segunda vuelta de las elecciones cantonales francesas confirmó ayer las tendencias apuntadas en la primera vuelta, y su resultado se interpretó desde las filas conservadoras como "un claro refrendo", en palabras del líder gaullista Jacques Chirac.El primer ministro, el también gaullista Edouard Balladur, aprovechó el "respaldo electoral a la acción de Gobierno" para anunciar el establecimiento de un "diálogo con los jóvenes" sobre el que se conocerían "iniciativas en los próximos días". En estas elecciones se renovaba la mitad de los consejos regionales y, por su carácter estrictamente local, los grandes problemas nacionales (desempleo, crisis económica, malestar juvenil, degradación de las zonas suburbanas) contaban menos en muchas ocasiones que la personalidad de los candidatos. En el Var, por ejemplo, la candidata del ultraderechista Frente Nacional, Elianne de la Brosse, arrebató la presidencia del consejo a Maurice Arreckx, el veterano dirigente gaullista local: ahí pesaron el reciente asesinato de la diputada gaullista Yann Piat, aún no resuelto y en torno al que el propio Arrecks fue interrogado por la policía, y las espesas sospechas de corrupción que envuelven al mismo Arrecks.Por otra parte, en el cantón marsellés de Bouches de Rhône, el heterodoxo empresario socialista Bernard Tapie, obtuvo una rotunda victoria, que parecía abrirle las puertas de la alcaldía de Marsella en las elecciones municipales del año próximo.'Contratos basura'

El Contrato de Inserción Profesional (CIP, contrato basura, para los jóvenes) no estaba en el menú de las cantonales, al menos directamente. Pero el CIP, un tipo de contrato que permite pagar por debajo del salario mínimo a los trabajadores que tengan menos de 26 años y carezcan de experiencia, y la tremenda reacción en contra de la juventud, se han convertido en el problema más urgente del Gobierno. Balladur lo reconoció al anunciar ayer que en los próximos días intentaría desactivar la cada vez más explosiva protesta juvenil. Entre 200.000 y 250.000 jóvenes se manifestaron el jueves pasado en París y muchas otras ciudades francesas.

Para el próximo jueves está convocada una nueva manifestación en París. Antes, Balladur habrá abierto, según el anuncio de ayer, unas vías de diálogo cuya plasmación es difícil de concebir por la falta de organizaciones realmente representativas de los jóvenes y por la espontaneidad de la protesta desarrollada durante las últimas tres semanas. Balladur adoptará también "iniciativas" no especificadas: quizá un debate parlamentario de urgencia; quizá, como apuntaba ayer el diario Le Monde, una suspensión temporal del CIP.

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