_
_
_
_
Entrevista:

"Tenemos que recuperar el orgullo de ser inteligentes"

José Antonio Marina lleva más de dos décadas dedicado al estudio de la Teoría de la Inteligencia pero hasta 1992 sus conclusiones permanecieron inéditas. Los dos libros que ha publicado desde entonces han sido un rotundo éxito de crítica y de ventas.Pregunta. ¿Le ha sorprendido el éxito inmediato de Elogio y refutación del ingenio y Teoría de la inteligencia creadora?

Respuesta. Muchísimo. Me sorprendió el éxito del primero y me ha sorprendido casi más el del segundo, ya que en él se maneja mucha información especializada. Me parece que he acertado en uno de mis propósitos, que era el dar importancia al género del ensayo. El ensayo como un modo de pensar suele ser un desastre. Son tentativas precipitadas y tanteos más o menos brillantes que no conducen a nada. La ciencia académica tiene que tener una fase previa de hipótesis, de tanteo, pero con mucha frecuencia esta primera etapa se lanza al público. Ya tenemos demasiadas opiniones sobre todo, lo importante es saber si son fundadas. Para que lo que diga un pensador tenga cierta verosimilitud, tiene que poder explicar muchas cosas, es lo que en ciencia se llama una Teoría General. Sí me interesa, en cambio, el ensayo como forma de expresar un pensamiento científico con apasionamiento, impregnado del aspecto vivo de la invención. Yo me he propuesto elaborar un sistema sobre la inteligencia lo más serio posible contado de la manera más divertida posible.

P. ¿Esta sociedad banaliza el pensamiento?

R. Es que se considera que a un escritor se le puede preguntar sobre todo. Yo, para empezar, no soy un escritor, soy un científico que escribe. Las opiniones que aparecen en un medio de información deberían estar justificadas, porque eso es lo que promueve la salud mental de una sociedad. De lo contrario que se haga una encuesta, un estudio sociológico.

P. ¿Cómo se ha producido el encadenamiento entre sus dos primeros libros y la Ética para naúfragos que está escribiendo ahora?

R. Yo he estado trabajando desde hace tiempo en una Teoría de la Inteligencia, que engloba la fenomenología, la psicología genética, la neurología y la lingüística. Lo del ingenio era sólo un ejemplo de las cosas tan raras que hace la inteligencia. Se alargó cada vez más, porque, entre otras cosas, me di cuenta de que explicaba gran parte de los movimientos culturales de este siglo.

P. Por ejemplo el arte...

R. Sí, cuando digo que gran parte del arte de este siglo es una broma, no es un insulto, simplemente afirmo que es un modo artístico que en literatura lo tenemos muy bien catalogado. Quevedo es un grandísimo escritor, pero es un escritor ingenioso. Con eso lo único que decimos es que se mueve en un determinado registro. El arte contemporáneo es muy divertido, pero creo que como cualquier chiste o persona chistosa acaba cansando. El ingenio es esencialente devaluaor, y ya es hora de que empecemos a hablar en serio, porque no es verdad que sólo se pueda ser libre devaluando todo, se puede ser libre creando valores. No hay grandes creadores que digan que su obra no vale nada. Ha estado de moda el desánimo, y tenemos que recuperar el orgullo de ser inteligentes, el ánimo de la inteligencia creadora.

P. ¿Es en la creación de valores donde surge la ética?

R. La inteligencia como gran actividad constitutiva del ser humano, como la mejor manera que tiene el hombre de utilizar sus facultades mentales, es un problema estrictamente ético. Los psicólogos no se han puesto de acuerdo acerca de lo que significa el concepto de inteligencia, y a mí me parece que es porque el concepto de inteligencia es ético más que psicológico. La inteligencia humana funciona a dos niveles. El operacional o computacional, que maneja información y que no es muy diferente del de otros animales superiores, es un nivel bastante básico que se puede ya simular en parte por ordenador. Lo que diferencia a la especie humana es la capacidad de dirigir nuestras operaciones mentales, el poder fijar la atención no en lo que nos atrae sino en lo que nos interesa; y todo ello en función de nuestros proyectos. Lo importante son los proyectos creadores y después la evaluación, que es la parte más complicada, ya que entran en juego criterios de valor. Ahí es donde empieza la ética.

P. ¿A qué se debe la pereza de la filosofia a la que usted se ha referido en varias ocasiones?

R. Lo que ha perdido a la filosofia es un complejo de inferioridad que la ha hecho refugiarse en la historia. Durante este siglo, se ha considerado que el modelo único de ciencia eran las ciencias físicas. Yo considero, en contra de todo lo comunmente aceptado, que el conocimiento científico e más nivel es la ética como culminación de una teoría de, la inteligencia. Creo que la teoría de la inteligencia debe convertirse en la disciplina filosófica fundamental y en punto de referencia para las demás ciencias. La física y las matemáticas son poderosísimas pero fragmentarias, solo valen para lo que valen. La gran creación de la inteligencia humana no es la ciencia, es un modelo de humanidad.

P. ¿Qué le parece que la filosofía no sea ya obligatoria en las pruebas de selectividad?

R. Me parece un disparate. Considero que en el bachillerato, la filosofia concebida como teoría de la inteligencia debe vertebrar y organizar el resto de las asignaturas. Es imprescindible cada alumno sepa que la inteligencia es su mayor tesoro, y que aprenda a manejarlo.

P. Volviendo al tema de la ética y los modelos de humanidad. ¿No cree que nuestro modelo tarda demasiado en adaptarse a las nuevas realidades?.

R. Los proyectos siempre van por delante de las realidades. La seguridad social, que es el gran valor del siglo XX, es una muestra de gran talento creador impensable a principios de siglo. Otro ejemplo son los derechos humanos, de los que hablamos con demasiada alegría sin darnos cuenta de que son una elección, y no algo recibido pasivamente. Si el derecho se objetiviza, si se considera que se tienen derechos como se tiene nariz, pasan cosas muy raras. El derecho debe ser la aceptación de un proyecto de vida. No tenemos derechos, lo que tenemos es la posibilidad de reinventarlos y construirlos.

P. En Teoría de la inteligencia creadora usted escribe sobre el peligro deshumanizador de la informática. ¿Hasta qué punto es real esa amenaza?

R. Es una amenaza real, pero no por la informática en sí, que tiene un poder instrumental ciertamente fantástico, sino porque podemos empezar a interpretar nuestra inteligencia como una ampliación de la inteligencia artificial. El asombroso poder computacional de los ordenadores puede fomentar una concepción robotizada del ser humano. Hay que situar al ordenador dentro de la vida humana, sin que se produzca una dependencia intelectual.

P. ¿Le preocupa que los medios audiovisuales se conviertan en el principal elemento cultural?

R. La imagen se traduce en información a través del lenguaje. Es la inteligencia lingüística la que da valor a la imagen, la que determina si la imagen es pobre o rica. El vocabulario no es sólo para lucirse, como piensan muchos jóvenes. En el lenguaje está, por encima de todo, la capacidad analizadora de toda una cultura. Yo pienso que el ser humano está manteniendo a pulso muchos valores, y que es fundamental no abandonarse. Hay que evitar crear una sociedad empobrecida, de mudos funcionales.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_