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Semana de Pasión para Linares

La crisis de Santana aumentará el número y la devoción de los penitentes de las procesiones

El calvario de Linares comenzó con la Cuaresma. Mientras los cofrades deshojaban el calendario en pos de la Semana Santa, los trabajadores de Santana Motor sumaban negativas y multiplicaban los esfuerzos para no darse por vencidos. En la ciudad se percibe un eco de desaliento que ahora, con la semana de Pasión en puertas, se traducirá en un nuevo vía crucis. Hay quien dice que Santana es Linares y Linares es, entre otras cosas, Semana Santa. Raro es el linarense, que desde pequeño no ha vivido esos días en las filas de una cofradía. No hay datos, pero en la plantilla de la empresa hay centenares de cofrades que año a año visten la túnica de su hermandad, se colocan bajo las horquillas de un trono o simplemente siguen el itinerario de algún paso. Este año, además, las promesas tienen más razón de ser para los cristianos practicantes.Miguel Salas -casado, tres hijos, trabajador de Santana- es hermano de las cofradías de la Resurrección y la Humildad. "`Las cosas están muy feas", lamenta, "y es posible que sea Dios quien pueda arreglarlas; Dios, que nos ha colocado aquí. para que intentemos solucionar esto".

Los datos de la agrupación de cofradías dicen que la demanda de túnicas a las hermandades ha aumentado un 30%. El hermano mayor de la de Nuestro Padre Jesús Nazareno, Pedro Zarzosa, asegura que no es posible pronosticar cuántos fieles seguirán este año los tres pasos que concurren en la estación de penitencia de la madrugada del Viernes Santo. El Nazareno, la hermandad emblemática de Linares, mantuvo su desfile procesional incluso durante la Guerra Civil. Este año, la crisis ha intensificado las devociones. Hace semanas que los fieles agotaron las túnicas y los cirios. El año pasado, el recorrido del Nazareno estuvo arropado por más de 3.000 personas, éste "ni se sabe". ¿La causa?: Santana Motor.

Pedro Zarzosa trabaja en una empresa auxiliar, Cablinsa. Le da miedo que se desvirtúen las cosas, que la superstición confíeen que una procesión pueda salvar Santana. "Esto se arregla aquí, con diálogo. El Gobierno tiene que hacer algo, tienen que fructificar las negociaciones. No se trata de sacar un santo en procesión como para la lluvia o las epidemias".

Eso sí, la Semana Santa adquiere otro color este año en Linares. Primero se habló de suspensión, después se ha propuesto que el Nazareno vista una chaqueta azul con el distintivo de la empresa. También se ha pedido que cuando bendiga a los linarenses -tiene un mecanismo en uno de los brazos que al ser activado hace que éste realice la señal de la cruz-, lo haga desde las puertas de Santana. El hermano mayor asegura que nada de esto se llevará a la práctica, aunque en la multitud que a las cuatro de la madrugada del Viernes Santo se reúna frente a la puerta de San Francisco de Asís el único pensamiento sea "2.400, ni uno menos".

El fervor popular confía en las imágenes. Ese es el caso de Francisco Fernández, oficial de segunda de Santana y capataz de los costaleros de Jesús del Rescate. "Este año no tenía ánimo para salir", confiesa, "es más, pedí que no saliera la procesión. No sólo por Santana. Es que no tengo el ánimo de otros años". Pero estará allí, con su mujer y su hijo de nueve años. Participando en una procesión que ha recortado gastos en flores y músicos hasta ahorrar un millón y medio de pesetas, con los que se creará un fondo dedicado a los trabajadores de Santana cofrades del Rescate.

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