La policía de Miraflores lleva cada día la comida a casa de un anciano

El alcalde de Miraflores de la Sierra (2.900 habitantes), José Miguel Lorente Perales, Maíto, del PP, tiene buen corazón. Desde hace dos años obliga a la Policía Municipal a llevar comida a casa de Pedro Sanz, de 70 años y viejo amigo del regidor, que no quiere ingresar en ninguna de las tres residencias del pueblo. El alcalde aclara: "Es el único anciano de aquí que vive solo, y si no le lleváramos los alimentos se moriría".

Cada día, en torno a las 13.30, la policía de Miraflores efectúa un curioso recorrido por las calles del pueblo. Un coche policial se acerca a la residencia del Perpetuo Socorro a recoger la comida para Pedro Sanz. Provistos de una tartera transportan el menú hasta su casa.Pedro Sanz, que se ayuda para caminar de un bastón, espera a los agentes en la puerta. Cuando no quiere salir, los policías se colocan mascarillas para no respirar el corrompido ambiente de la vivienda del anciano. "Aquí no viene nadie a limpiar y yo no quiero irme a una residencia de viejos", comenta Sanz. "Como he sido amigo del padre del alcalde, de su tío Emilio y de él mismo y, además, fui guarda municipal, llegamos a este acuerdo", recuerda el anciano.

El alcalde, por su parte, considera que sus órdenes son lógicas: "Si no le llevamos la comida, se nos muere de hambre. Que yo sea su amigo no influye en mi decisión. Lo hago simplemente porque es un vecino del pueblo. Lo haría por cualquier otro anciano".

El concejal socialista Manuel Rodado replica: "Estas labores tendría que llevarlas a cabo la asistencia social. Los agentes están para regular el tráfico y mantener el orden, no para hacer de recaderos, conductores de ambulancia o chóferes de concejales". Rodado, sin embargo, duda en el caso de Pedro Sanz.