"¡Son comunistas!"
Los informadores se miraban extrañados. El pequeño recinto donde Armando Calderón daba en la noche del martes una rueda de prensa se había llenado de personas que jaleaban con fervor cada respuesta del candidato a la presidencia por la Alianza Republicana Nacionalista (Arena). Entre ellas estaba Elizabeth Aguirre, su señora, que llevaba una camisa con los colores del partido y era la que más aplaudía.Calderón siempre se mueve rodeado de una guardia pretoriana, pero hasta ahora ésta se limitaba a hacer bulto y a aplaudir al final. El ambiente no era precisamente cómodo. Los gritos impedían escuchar las preguntas y los aplausos cortaban las respuestas.
Un periodista de origen oriental, en un español algo parco, le preguntó al triunfal candidato por su vinculación con los escuadrones de la muerte. Fue la hecatombe. Calderón hizo como que no le entendía y le obligó a repetir tres veces la pregunta en medio de fuertes abucheos. "El pueblo salvadoreño ha votado a este servidor y sabe que cualquier acusación es una patraña". Grandes ovaciones.
Siguiente pregunta: "Monseñor Chávez dice que si usted gana habrá menos violencia porque está muy próximo a los que la provocan". Más abucheos. Comienzan los insultos. "¡Son comunistas!". "¡Hijos de puta!". Respuesta: "La comunidad internacional será mi mejor aliado. Pienso pedir su colaboración para consolidar el estado de derecho". Ovación cerrada. Pregunta siguiente: "¿Es Arena un partido fascista?". "¡Qué agresividad! Ya ve lo que estamos haciendo".
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