Programas que parecen hermanos
En un punto coinciden todos los políticos consultados en El Salvador: suceda lo que suceda, las elecciones de hoy marcarán un antes y un después de los partidos salvadoreños, sobre todo de los tres con mayor peso.Arena se debate entre la ultraderecha histórica heredera de Roberto D'Aubuisson y los sectores que abogan por una derecha razonable y más conciliadora. Las cinco formaciones que forman el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) libran una batalla ideológica entre los partidarios del mantenimiento de los principios revolucionarios, como los comandantes Schafik Handal o Leonel González, y aquellos más proclives a acomodarse a nuevos tiempos, como Joaquín Villalobos. La democracia cristiana, en el brete de tener que optar entre ambos, tiene todas las papeletas de la disolución.
Lo más llamativo es que Arena y la coalición formada por la Convergencia Democrática-FMLN han moderado tanto sus discursos para no asustar al electorado que sus programas parecen hermanos. Sus candidatos, el hasta ahora ultraderechista Armando Calderón, y el socialcristiano Rubén Zamora, se comprometen a completar el proceso de paz y a traer la prosperidad al país centroamericano. El primero, con una "economía social de mercado", esto es, "un capitalismo moderno y solidario" con matices. Lo mismo que propone el segundo.
La debilidad de los programas ha sido destacada por muchos sectores, incluida la Iglesia católica. Ambas formaciones tratan, en principio, de copar las parcelas de poder porque, de entrada, no se fían nada del oponente. De Calderón los izquierdistas aseguran abiertamente que es un incapaz sin criterio en manos de los duros del partido. Con Zamora y el Frente, dice el partido derechista, algo más cavernario en sus análisis, llegará la imposición del comunismo a sangre y fuego.
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