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Los papeos de Pacha

Francisco Peregil

Está de moda cenar gratis en las discotecas más elitistas de Madrid. Pachá, Empire, La Salle... La cosa va de bufés este año. Pasar a Pachá, por ejemplo, ya entraña un título, una medalla que colgar en cualquier curriculum. Pero acceder a su restaurante a que te echen de comer por la cara merece ser contado a los nietos en una tarde apacible del siglo que viene.Conforme se entra en la discoteca, a la derecha, surgen unas escaleritas que conducen a lo que antes se daba en llamar Cielo y ahora Mirador. Lo in de lo in, la releche, supuesto remanso de triunfadores acreditados. Unos miércoles tocan cenas italianas, otros la cosa va de hamburguesas y anteayer fue de pollos. Las invitaciones que te mandan a casa llevan las banderas del país o la región que se homenajea.

El caso es que las piernas más envidiadas de la ciudad se dignan hacer colas de un cuarto de hora para recoger su ración y apalancárse después en los sofás. Eso si no llegan tarde. Porque entonces te puedes encontrar a empresarios con el bulto del teléfono portátil asomando por el bolsillo de la chaqueta Loewe, con su platito sobre las rodillas, limpiando con los pantalones las escaleras de Pachá. Ahora, si llegas a tiempo, un camarero de levita se dignará a escanciarte el vino y acercarte a la mesa tu ración de lechuga.

Un miércoles del mes pasado ocurrió lo peor. En la cola aguardaban hasta famosos dispuestos a esperar 20 minutos para después soltar por lo bajini eso de "vaya mierda que nos pone Pachá". Pero se quedaron sin mierda. El papeo se agotó a las doce menos cuarto de la noche, y algún empleado de la discoteca expresaba su bochorno a la distinguida clientela: "Porque si fuera porque no hay sitio, vale, pero que sea por cantidad de comida... vamos, vamos".

Si uno se las arregla bien, puede yantar gratis casi todos los días al paso que alegra la vista. Los martes hay que escoger entre las piernas de Mogador, las de La Salle o Empire, en la Castellana. Lo malo de Empire es que la cola puede alargarse media hora si uno deja que se cuelen los dioses de la noche. El secreto está en afianzar tus codos delante de sus caderas y que no pase ni dios. Entonces, sólo esperarás unos 25 minutos.

Las cosas como son, el pollo del miércoles en Pachá estaba canijo pero rico.

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Sobre la firma

Francisco Peregil
Redactor de la sección Internacional. Comenzó en El País en 1989 y ha desempeñado coberturas en países como Venezuela, Haití, Libia, Irak y Afganistán. Ha sido corresponsal en Buenos Aires para Sudamérica y corresponsal para el Magreb. Es autor de las novelas 'Era tan bella', –mención especial del jurado del Premio Nadal en 2000– y 'Manuela'.

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