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Los "fanzines" invaden la capital

Renacen las publicaciones alternativas "perpetradas" por aficionados

Octavio Cabezas

OCTAVIO CABEZAS El virus de la fanzinitis vuelve a hacer estragos en Madrid. Los fanzines (el término es la contracción de las palabras inglesas fanatic-aficionado, fanático- y magazine -revista-) son publicaciones realizadas sin ánimo de lucro y con pocos medios. La filosofía de cualquier fanzinero que se precie es no plegarse a las imposiciones del sistema y expresarse sin tapujos. La mayor parte de estas publicaciones versan sobre una o varias porciones de la cultura popular: rock, historietas, literatura fantástica y cine de terror....

Durante años cayeron en el olvido, pero ahora vuelven a proliferar, como a principios de los ochenta. Decenas de publicaciones alternativas, con tiradas de entre 150 y 1.500 ejemplares y con presupuestos de entre 60.000 y 200.000 pesetas, han surgido en los últimos meses y más está n al caer. Se venden en bares de rock and roll, librerías de historietas y tiendas de discosLa efervescencia fanzinera comienza también a atraer la atención del sistema al que, en teoría, ataca. Hoy se celebra en la FNAC un coloquio sobre prensa musical alternativa, al que seguirá una fiesta en la sala Siroco.

"Hacemos lo que nos gustaría que hiciera otra gente y que nadie hace", comentan José Ignacio Delgado, de 24 años, y Alfonso Soleto, de 21, artífices del ya veterano -lleva cinco números- Comic Independiente, consagrado a la crítica de tebeos. "Es un trabajo artesanal, hecho con amor con toque personal".

El afán de independencia es una de sus normas. Aunque siempre hay algún disidente: "Si un mecenas me permitiera vivir de esto sin renunciar a mis planteamientos, me vendería sin dudarlo", dice Alfredo Lara, de 36 años y demiurgo de Opar, especializado en literatura fantástica. Pero no sólo el ansia de comunicar anima. También favorecen las circunstancias. "En el caso de los musicales", afirma José Luis Villalobos, estudiante de 21 años y responsable de Malsonando, dedicada al noise rock [rock ruidoso], "hay que tener en cuenta la proliferación de grupos independientes desde hace un par de años".

Poines y cintas

Común a todos los fanzineros es hacer frente a un sinfín de tribulaciones. Los problemas propios de cualquier publicación se complican en estos casos por la falta de práctica. Y cada vez hay que esmerarse más, porque las nuevas generaciones cuidan el diseño y la presentación hasta llegar a pasar por productos comerciales. "Se va acabando el fanzine chungo, de fotocopias grapadas", augura Diego Ortiz, fotógrafo de 25 años y uno de los hacedores de La más bella. Hasta regalan cosas: Rock Indiana, versado en el pop guitarrero, lleva en su primer ejemplar un EP (disco de cuatro canciones) de Los Protones; Las lágrimas de Macondo obsequia con una cinta de grupos independientes; y Paté de Marrano, en su primera entrega -un especial anti nazi-skin-, además de dibujos inéditos incluye un peine.

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I Festival de prensa musical alternativa. 19.00 horas: Mesa redonda en la FNAC. Preciados, 28. Actuaciones y mercadillo de fanzines en la sala Siroco, a las 21.30. San Dimas, 3.

Los "pros" también quieren ser "contra"

Una variedad de los fanzines -especialmente de los dedicados a la historieta, la literatura o la ilustración- son los prozines. La diferencia consiste en que los perpetradores, en vez de aficionados, suelen ser profesionales que utilizan los conductos alternativos para dar salida a material y opiniones que no tendrían cabida en los medios establecidos donde habitualmente trabajan.Ejemplos de ello son Pablo Carrero, crítico musical de 27 años y uno de los responsables de Rock Indiana, o Jesús Palacios, especialista en cine de 29, quien acaba de sacar El grito (sobre literatura de aventuras y cine fantástico) junto con su padre Jorge, un fanzinero de 68 tacos.

El ilustrador e historietista Javier Olivares, de 30 años, explica así por qué los profesionales optan a veces por la independencia: "Es la única forma de sacar tus trabajos más duros, los que ninguna editorial quiere". Y añade: "Pero también permanece la filosofía básica del fanzine, es decir, la espontaneidad, la falta de ánimo de lucro y la voluntad de reaccionar contra el sistema". Olivares predica con el ejemplo, pues está a punto de alumbrar 150 ejemplares de un prozine, de nombre Owo, junto con colegas como Javier Vázquez, Manolo Hidalgo o Mauro Entralgo.

Generalmente, los prozines, al estar realizados por profesionales, muestran un buen nivel de calidad en lo que a maquetación y presentación se refiere. Pero no es una regla de tris. "Hay fanzines mucho mejores que prozines, tanto en medios como en contenidos", opina Olivares.

A veces pecan de también de cierta suficiencia, fruto del ensimismamiento de los artífices en su mundillo. Un es ejemplo es Grafito, un mastodóntico prozine dedicado a la historieta y capitaneado por el conocido crítico Jesús Cuadrado.

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