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La firma Guinness no reconoce el récord de la carrera de Madrid

La carrera de miles de madrileños por el paseo de la Castellana es, por el momento, inútil. El Ayuntamiento y la empresa organizadora de la prueba, Aros Publicidad, esperaban inscribir a todos los participantes en el Libro de los Récords, pero nadie se acordó de avisar a la organización Guinness, uno de cuyos representantes en España manifestó ayer que no reconocen el registro. "Estamos extrañados porque, además, se ha utilizado nuestro nombre sin nuestro consentimiento, y se certifica un récord sin constancia oficial", explicó Margarita Jordán, directora de Guinness España. Para esta entidad, el esfuerzo de todos los madrileños es baldío mientras no se demuestre con acta notarial y documento acreditativo que se inscribieron 95.927 personas y acabaron la carrera 93.000. Y además, esta firma no ve claros algunos datos.Las cifras ofrecidas por la organización ayer suscitan numerosas dudas. Según esos números, entraron en los diferentes controles de meta cinco personas cada dos segundos (los participantes eran contabiliza dos de uno en uno). Por tanto, tendrían que haber pasado por meta a un ritmo trepidante todos los participantes durante los 100 minutos que duró el recuento. El País Madrid, por el contrario, comprobó cómo cruzaban la línea de llegada andando y a un ritmo lento, por lo que parece difícil que cada minuto entrasen unas 140 personas. PASA A LA PÁGINA 3

Guinness invita a demostrar los datos

VIENE DE LA PÁGINA 1En principio, Guinness, con estos números, se cuestiona el registro. No obstante, para Margarita Jordán es precipitado decir cualquier cosa mientras la organización no les aporte datos concretos. "Está claro que sí quieren figurar en el Libro de los Récords tendrán que demostrar todo esto", añadió.

Mientras tanto, los organizadores de la prueba, la empresa Aros Publicidad, no aparecieron ayer por las oficinas, situadas en la Gran Vía. Un portavoz de la empresa organizadora se limitó a decir: "Se están buscando tres pies al gato, cuando todo el mundo sabe que se ha batido un récord". En cambio, no pudo decir si un notario había certificado el registro. Según sus palabras, ellos mismos habían contado las papeletas de inscritos y contabilizaron los atletas participantes.

Los responsables de Guinness en España estaban ayer asombrados. Si el año pasado participaron activamente en la difusión del récord, este año habían sido olvidados sorprendentemente por el Ayuntamiento y por la empresa de publicidad Aros, la misma entidad que, con distinto nombre, organizó la carrera en 1993. Margarita Jordán, directora de Guinness en España, no podía ayer disimular su enfado: "Nos ha extrañado mucho lo que ha ocurrido, porque nadie se ha acordado de nosotros, cuando el objetivo era entrar en el Libro Guinness de los Récords. Para esta organización está claro que de momento no hay récord: "Ni nos han llamado ni nos han tenido en cuenta para nada, cuando somos la entidad que certifica estos registros".

Para Jordán, la actitud de los organizadores es incomprensible, teniendo en cuenta que se ha utilizado el nombre de Guinness en toda la publicidad.

La Policía Municipal -más de 100 agentes vigilaron el acto, lo que costó al Ayuntamiento un millón y medio de pesetas en horas extras- afirmó ayer que no hicieron ningún tipo de recuento. Un portavoz de este cuerpo aclaró: "Nadie nos pidió que hiciéramos cálculos, los podríamos haber hecho".

La forma de contabilizar el número de participantes que acabaron la prueba también ha sembrado de dudas a Guinness. En Barcelona, la cursa organizada gratuitamente por El Corte Inglés establece un sistema exhaustivo de control en la meta. Allí varias personas con un lector electrónico, similar al de las cajas de los hipermercados, repasan los dorsales para registrar a cada uno de los participantes. Además, la Guardia Urbana ofrece sus cálculos.

En Madrid, en cambio, en la meta se instalan 10 calles y en cada una el recuento se realiza mediante sensores pulsados por voluntarios, que van sumando el número de personas que alcanzan la llegada. La suma de entrada de las distintas calles, según los organizadores, fue ésta: 4.993, 6.692, 13.350, 14.700, 14.734, 14.924, 5.003, 6.373, 7.797 y 5.403.

Guinness ve otro motivo de preocupación en el hecho de que los organizadores anunciaran a las 11.30 que habían obtenido el récord, cuando todavía no habían entrado ni las tres cuartas partes de corredores.

La oficina de Aros estuvo ayer desierta toda la jornada. Incluso los propios responsables de Guinness, sorprendidos por lo sucedido, llamaron al propio domicilio particular de Eduardo Garzón, gerente de Aros, a quien no encontraron.

José Gabriel Astudillo, concejal de Deportes, no quiso saber nada ayer sobre números y cifras. "Nosotros colaborábamos en la prueba, pero no interveníamos en el recuento".

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