Los jovenes empujan el tapón del poder
Las juventudes del PSOE quieren mayor presencia en la dirección
Se han aferrado como ventosas al discurso generacional de Felipe González. Los jóvenes socialistas creen que quizá puede ser verdad el interés del secretario general de aliviar el tapón que su generación ha creado deteniendo el acceso al poder de quienes están entre los 25 y los 35 años. Quieren estar y participar en este congreso; van a defender posiciones más avanzadas que la línea oficial sobre empleo, sanidad y objeción de conciencia y quieren puestos en el Comité Federal y en la Comisión Ejecutiva Federal. Dicen que están preparados y que si González les da la oportunidad le demostrarán que pueden ser un elemento importante para renovar el partido.El secretario general de las Juventudes Socialistas de España (JSE), Juan Bouza, se presentó el pasado miércoles en La Moncloa bien armado con 120 enmiendas y una resolución política debatidas largamente en esta organización. El líder socialista le recibió con su propio tocho de enmiendas repletas de anotaciones, tachones, interrogaciones a mano que sorprendieron a Bouza por el grado de conocimiento de González de las enmiendas y de todos los detalles del congreso.
40% de jóvenes
Juan Bouza y sus compañeros repiten hasta la saciedad que tienen que contar con ellos por muchas razones. En primer lugar porque en este país el 40% de la población tiene menos de 35 años, y parece natural pensar que en el partido que gobierna debiera estar gente en esta franja de edad que conoce en su piel los problemas que afectan a su generación.
De otro lado, ahora es el momento de la renovación y del impulso, y ellos están dispuestos a ser protagonistas de esta nueva etapa si es que se dice de verdad. Para ello han querido excluirse deliberadamente de la pelea del partido. Claro que hay guerristas y renovadores entre los jóvenes. Incluso Juan Bouza, que se dice partidario acérrimo de Felipe González y de Alfonso Guerra, tiene en su propia ejecutiva a jóvenes de los dos lados. "El debate entre personas no tiene calado en nuestra organización", asegura. "Somos la organización juvenil socialista, tenemos el orgullo de apoyar y sentimos apoyados por el partido, pero ahora queremos participar y contar, nada de testimonios". Lo cierto es que las JSE han planteado alguna que otra discrepancia con el partido y con el Gobierno en los últimos años, pero finalmente se ha saldado con el acoplamiento de las juventudes a la línea oficial tras una conversación de Felipe González con el secretario general de turno.
La otra modalidad de relación entre el partido y sus juventudes ha sido la de mirar hacia otro lado, unos y otros. Si los jóvenes socialistas se manifestaban en contra de la subida de las tasas universitarias, el partido volvía la cara, por ejemplo. Los jóvenes socialistas tienen ahora dos banderas que no piensan soltar. Una de ellas es la objeción de conciencia frente a la mili obligatoria y, por derivación, su petición de que haya una ley del servicio civil que resuelva los problemas de los objetores. En este mismo campo, rechazan las penas de cárcel como castigo a la insumisión. El colofón está en su demanda de supresión del servicio militar obligatorio.
[La elección por los objetores de conciencia del momento de incorporarse a la Prestación Social Sustitutoria es también la principal reivindicación de una enmienda presentada por el senador socialista vasco Javier Rojo en la que plantea revisar la Ley de Objeción de Conciencia, informa Luis R. Aizpeolea. Rojo admite que el rechazo a incorporarse a filas es superior en zonas con un sentimiento nacionalista y regionalista extendido, como el País Vasco y Navarra.]
Pero Javier Rojo también cree que hay que tener en cuenta los nuevos valores de los jóvenes que han crecido en una España democrática. "Está comprobado que lo que determina el rechazo de muchos jóvenes a realizar el servicio militar son las denuncias de malos tratos en los cuarteles", señala el senador].
Las juventudes vigilan ahora muy estrechamente la reforma laboral, y singularmente el contrato de aprendizaje, una cuestión que les afecta especialmente dado el alto nivel de paro que existe entre los jóvenes sin un alto nivel de cualificación profesional. "Es una fórmula coyuntural positiva siempre que tenga todas las garantías de que no será un contrato-basura", dice Juan Bouza. Los jóvenes socialistas piden a los sindicatos que estén vigilantes para que no haya abusos. En la filosofia están de acuerdo, por la evidencia de que hay 300.000 jóvenes que por distintas razones carecen de cualquier formación y, por tanto, con las puertas del mercado laboral cerradas. Frente a ellos está el grueso de jóvenes muy formados académicamente y, como conclusión, la división en dos mundos del sector juvenil.
Contratos de aprendizaje
Ahora bien, quieren que el Gobierno reconsidere la norma de que los contratos de aprendizaje no lleguen al Salario Mínimo Interprofesional. Lo plantearán en el congreso. También defenderán la ley de plazos para el aborto, la igualdad de la edad penal a la mayoría de edad civil, la mejora del acceso de los jóvenes a la vivienda, mano dura contra el racismo y la xenofobia y mayor acción solidaria internacional.
También hablarán de poder. Están dispuestos a facilitar a Felipe González una lista con hombres y mujeres de valía diseminados por toda España. Desde distintas federaciones se apoya a anteriores secretarios generales de las Juventudes Socialistas: en primer lugar, José María Crespo, antecesor de Bouza, y luego Javier de Paz, antecesor de Crespo, en seguimiento de una tradición rota hace ya tiempo de ascenso natural de los políticos surgidos de las juventudes, como fue el caso de Txiki Benegas.
"Felipe, nos has dicho que participemos y lo vamos a hacer", le dijo Bouza a González hace tres meses, tras ser elegido secretario general.. González asintió con la cabeza.
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