"Toda la industria española llora mucho"
La anunciada avalancha turística que España espera este año ha llevado al ministro del ramo, Javier Gómez-Navarro, a centrarse en el sector. Buen conocedor de laindustria turística, Gómez-Navarro asegura que es el momento de reinvertir beneficios, renovar instalaciones y mejorar la calidad.
Fue recibido por el sector turístico con un "por fin hay un ministro de Turismo que sabe de qué va ésto". Sin embargo, los seis meses iniciales de su actuación los ha dedicado casi exclusivamente a la primera parte de su cometido: ministro de Comercio.La negociación de los acuerdos del GATT y los horarios comerciales han concentrado los esfuerzos de Javier Gómez-Navarro al frente del Ministerio de Comercio y Turismo.
Ahora, la noticia de la avalancha de 60 millones de visitantes sobre España le lleva a estrenar prácticamente en público la parte de su cartera ministerial a la que, por sus antecedentes profesionales (creador de la revista Viajar, impulsor de Fitur, presidente de Viajes Marsans) e incluso por sus inclinaciones personales (viajero impenitente), se siente más cercano.
Pregunta. La anunciada llegada de 60 millones de visitantes en 1994, ¿es una buena noticia?
Respuesta. Se estima que 60 millones de personas cruzarán la frontera en 1994, y eso es a lo que llamamos visitantes; de ellos, 45 millones son turistas, es decir, personas que pernoctan por lo menos una noche. Y sí es una buena noticia, habida cuenta el equipamiento hotelero que tenemos. Cualquier política turística tiene que partir de lo que hay. Si hoy creáramos una nueva política turística, no se harían muchas de las cosas que se han hecho, iríamos a un turismo menos masivo, más de élite, a conseguir los mismos ingresos con menor número de turistas. Tenemos la industria hotelera que tenemos y, partiendo de ahí, hay que ir elevando suavemente y poco a poco el nivel de calidad del turista que recibimos. Y eso se consigue mejorando los servicios, lo que ha de repercutir necesariamente en precios más altos para el extranjero que viene en paquetes y que paga precios ridículos.
P. ¿En qué medida un año de boom como se prevé 1994 va a hacer olvidar lo aprendido?
R. Yo creo que no. Las administraciones tenemos muy claro que no, las asociaciones de empresarios tienen muy claro que no. En la reciente feria de Berlín, cuando algunos mayoristas alemanes nos planteaban que, ante la falta de camas, ante una demanda mayor que la oferta, se volviesen a abrir los hoteles que se han cerrado precisamente por su bajísima calidad, la reacción fue inmediata por parte de todos: esos hoteles no se pueden abrir de ninguna manera. No podemos cometer el error de olvidarnos de lo que ha pasado en estos cuatro últimos años y de lo que es el buen camino de la política turística.
P. ¿Podrán obtener los hoteleros precios más razonables de los mayoristas extranjeros?
R. Lo que Fija evidentemente el precio en el mercado es la relación oferta-demanda, que además en este caso estaba distorsionada negativamente para nosotros, porque la oferta es muy minifundista, está muy atomizada, mientras la demanda a través de los mayoristas es un oligopolio, con lo cual presionan más. Este año, al ser la demanda mayor que la oferta, va a haber un margen de recuperación de precios significativo, que ya se produjo en 1994. En 1995 se dará un salto en la rentabilidad de la actividad hotelera, lo que les permitirá reinvertir los beneficios en mejorar instalaciones y continuar el esfuerzo de mejora de la calidad. Es el único camino para no vernos desplazados del mercado a medio plazo.
P. ¿Reinvierten los hoteleros sus beneficios, o más bien cuando ganan dinero se lo llevan y cuando pierden, le lloran a la Administración?
R. Toda la industria española llora mucho, pero sí es cierto que la hotelera llora especialmente. Al final, entre los hoteleros, como en todo, lo que hay es empresarios buenos y malos. Empresarios que saben que tienen que reinvertir y que ir adaptando su oferta a las nuevas calidades de la demanda y empresarios que lo ignoran.
P. ¿Sigue siendo el turismo la primera industria en España?
R. El turismo y la construcción son las actividades que más mano de obra ocupan y que mayor porcentaje en el PIB tienen. El turismo supone casi el 9% del PIB y casi el 12% del empleo. Y hay comunidades autónomas, como Baleares y Canarias, donde la economía depende prácticamente del turismo.
P. ¿Cómo es el empleo en el sector turístico?
R. Hay un gran porcentaje de empleo con contrato temporal, debido a la estacionalización. El cómputo de la jornada de trabajo en turismo tiene que hacerse clarísimamente en cómputo anual. Eso favorecería el que hubiese más contratos fijos, sabiendo que un trabajador hace en siete meses la jornada completa, y luego tiene cinco meses de vacaciones. También permitiría mayor formación y, por lo tanto, mejor calidad de servicios.
P.¿Existe un problema real respecto a la formación en el sector turístico?
R. Un problema muy grande. Estamos intentando definir, en el plazo más breve posible, la formación que se necesita. No tiene por qué existir un título de licenciado universitario en turismo; lo que se precisa es la formación adecuada para dar respuesta a las necesidades del sector.
De todas formas, la profesionalidad será siempre ineficiente mientras sigamos teniendo un porcentaje tan alto de contratación eventual. Nadie se gasta dinero en formar a un señor al que se va a contratar durante dos meses.
P. Ministerio de Información y Turismo; Transporte, Turismo y Comunicaciones; Industria, Comercio y Turismo; Comercio y Turismo... Siempre en segundo, en tercer lugar.
R. El lugar donde lo pongan es lo mismo. Eso ha pasado porque, frente a otras actividades, el turismo se ha desarrollado en más de un 90% dentro de la iniciativa privada. Es un sector sin grandes crisis, que ha ido bien siempre, no ha sufrido importantes traumas.
P. ¿Eso mismo no ha provocado que fuera un sector especialmente incontrolado?
R. Sí, propiciando el desarrollo desbocado y la especulación inmobiliaria. Pero, además, ha sido un sector muy beneficiado por otras cosas. Durante años, la sociedad española ha subvencionado el turismo asumiendo los gastos de los trabajadores eventuales cuando pasaban al desempleo.
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