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40.000 'vinilos' para escasos compradores

La VII Feria del Coleccionismo Discográfico, entre la crisis y la falta de apoyos

Octavio Cabezas

Grabaciones en directo de Nirvana o de Pearl Jam; portadas de los Rolling Stones con un Mick Jagger retocado con barba y bigotes de bolígrafo; la colección completa de sencillos de Karina. Todo eso y mucho más podía admirarse -y comprarse- el pasado domingo en la feria del coleccionismo discográfico de once de la mañana a nueve de la noche, unos 3.000 aficionados y curiosos, previo desembolso de 200 pesetas, rebuscaron en los cajones de unos treinta y pico puestos en busca del vinilo o el compacto deseado, aunque los altos precios hicieron desistir a muchos.

Los carteles anunciaban que se exponían "40.000 discos de todos los estilos y de todas las épocas", pero la realidad es que el rock y el pop acaparaban casi todas las referencias. La variedad se limitaba a la calidad y procedencia del material. Desde sencillos de cuarta mano a cinco duros hasta primeras ediciones americanas o inglesas a 2.500 pesetas de media, pasando por piratas -grabaciones pasto de coleccionistas, editadas sin el consentimiento de los artistas- de hasta 20.000.Séptima edición

Goyo García, de 35 años, organizador de la muestra y dueño de la tienda Happening, de Madrid, asegura: "Sólo dos empresas montan eventos de este tipo en la capital. La nuestra y otra. Esta es la séptima edición en el foro por lo que a nosotros respecta". García se quejó de la indiferencia con que los medios de comunicación contemplan estos acontecimientos.

La falta de apoyo oficial también fue blanco de las críticas de este profesional de la venta de discos: "Aquí en Madrid no tenemos ningún tipo de apoyo institucional", aseguraba. "Nosotros tenemos que apechugar con todos los gastos. No es como en la feria de Barcelona, donde la Generalitat suelta mucha pasta", proseguía. "Y entonces sí se organizan bien las cosas, con departamento de promoción propio y alicientes como subastas de guitarras de Jimi Hendrix o cosas así". Pese a las críticas, García se negaba a detallar lo que había costado organizar el acto el domingo. "Es por envidiejas y cosas así, ¿sabes?", se justificaba. "Pero no es barato", concluía. Entre los tenderos y coleccionistas participantes -dos italianos, un inglés, un americano y el resto de Madrid, Barcelona y Valencia-, no es que brillara el optimismo precisamente. "No nos compensa montar el chiringuito", se la mentaba Ángel Rufo, de 37 años y uno de los encargados de la madrileña tienda Melocotón. "La gente mira mucho, pero compra poco. Se nota bastante la crisis", comentaba con una mueca de resignación. "Para los que venimos de fuera es aún peor", precisaba, por su parte, Víctor Cano, de 47 años y propietario de Record Sound, de Barcelona. "A los 15-billetes que te cuesta montar el puesto añádele gastos de comida y alojamiento. Unas 100.000 pelas en total".

No obstante, siempre queda el aficionado acérrimo. Como Gema Amador, de 24 años, amante de la música de los 60 "desde el soul hasta Led Zeppelin", que ante la falta de fondos, no dudó en "sablear a un amigo" para "seguir completando su discografla".

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