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Las amenazas de EE UU inquietan a Japón, que promete de nuevo abrir sus mercados

La resurrección de la orden Super 301 -la última amenaza estadounidense para obligar a Japón a reducir su superávit comercial- ha causado profundo malestar en Tokio. El Gobierno nipón expresó su confianza, en que Washington se comporte "razonablemente" en este asunto, aseguró que la norma estadounidense amenaza "con hundir el comercio mundial" y sugirió que contraviene las ordenanzas del GATT. Pero por si acaso, volvió a prometer que abrirá sus mercados. El GATT, mientras, abandonó Japón a su suerte y declaró que la 301 no viola sus reglas.

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'Super 301' y apertura comercial

El nerviosismo japonés se desató después de que el presidente estadounidense, Bill Clinton, desempolvase el jueves una antigua normativa -la Super 301-, que permite castigar con tarifas aduaneras a cualquier país que EE UU considere que discrimina comercialmente a sus empresas. A ambos lados del Pacífico, nadie duda de que el cañón de la Super 301 apunta a Japón.Clinton trata de presentar la Super 301 como un instrumento de negociación, y no como el principio de la guerra comercial con Japón. El Congreso y la opinión pública apoyan la decisión, a pesar de que dirigentes internacionales y expertos no ocultan sus críticas.

"Toda la comunidad mundial saldrá perjudicada, pues esto amenaza con hundir el comercio internacional", aseguró ayer el ministro japonés de Comercio Internacional e Industria, Hiroshi Kumagai.

El presidente japonés, Morihiro Hosokawa, aseguró a Clinton en una conversación telefónica que Japón prepara para antes de final de mes una nueva batería de medidas para reducir el gigantesco superávit comercial que el archipiélago nipón mantiene con EE UU, según fuentes del Gobierno de Tokio.

Sin embargo, ante el Parlamento de su país, Hosokawa se limitó ayer a reiterar que Japón se mantendrá fiel al principio del libre comercio, que no tomará represalias y que considera nefasta la recuperación de la Super 301 por parte de EE UU. "Es lamentable en extremo" dijo.

Para acabar de complicar la situación del Gobierno nipón, ayer se hizo público el superávit comercial de Japón en enero. El inesperado 15% de crecimiento sitúa el superávit nipón con el resto del mundo en 8.260 millones de dólares en un sólo mes (unos 120.000 millones de pesetas), una cifra políticamente explosiva.

De ahí las múltiples promesas que realizaron miembros del gabinete de abrir las fronteras japonesas para reducir esta cifra. Masayoshi Takemura, el portavoz oficial del Ejecutivo, confirmó de nuevo la voluntad de Tokio de facilitar "voluntariamente" el acceso a sus mercados.

Además de prometer, por enésima vez, una liberalización comercial, Tokio intenta cubrirse las espaldas. El ministro de Asuntos Exteriores, Tsutomu Hata, anunció que Japón denunciará a EE UU ante el GATT, el organismo encargado de regular el comercio internacional, en caso de que la Super 301 se llegue a emplear.

Pero el GATT se encargó de enfriar rápidamente las esperanzas japonesas. Un portavoz de este organismo aseguró, poco después de las declaraciones del ministro de Exteriores japonés, que la Super 301 no tiene por qué violar los compromisos de EE UU con el GATT. El mismo portavoz, no obstante, reafirmó la oposición de este organismo al "comercio apañado" en cualquier parte del mundo.

Nueva amenaza

Estados Unidos amenaza también a Francia con represalias comerciales por valor de 100 millones de dólares (14.000 millones de pesetas) contra sus exportaciones de quesos. El origen de este nuevo conflicto se encuentra en las severas normas sanitarias aplicadas por París a las exportaciones estadounidenses de pescado. El Gobierno francés, que considera sus medidas "de conformidad con los reglamentos de la Unión Europea", advierte del peligro de escalada si Washington persiste en su decisión.

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