Líbano culpa a Israel de la matanza en una iglesia durante la misa
La explosión de cólera desatada en Cisjordania y Gaza por la matanza en la mezquita de Hebrón del pasado viernes dejó paso ayer al horror por un atentado en Líbano sin precedentes en los 15 años de guerra en este país de Oriente Próximo. Una bomba colocada junto al altar de una iglesia ubicada a unos 18 kilómetros al norte de Beirut segó la vida de nueve personas, entre ellas una niña de cinco años, y causó heridas de diversa consideración a más de 50. El ministro de Información libanés, Michel Samaha, acusó directamente a Israel del atentado, que atribuyó al deseo del Estado hebreo de "reavivar las disensiones confesionales y desestabilizar la paz interna".
Pudo ser peor. Una segunda bomba, con cinco granadas de mortero, escondida en el órgano del templo, fue desactivada. La que estalló tenía una carga de cinco kilos de trinitrotolueno (TNT) conectada a dos granadas y con un temporizador. El interior de la iglesia quedó arrasado, con el suelo lleno de sangre.El primer ministro libanés, el musulmán Rafik al Hariri, señaló que el atentado pretendía "dar la impresión equivocada de que en esta región los judíos matan a musulmanes, y los musulmanes matan a cristianos", y desviar la atención de la matanza de Hebrón.
El Gobierno israelí decidió ayer desarmar, encarcelar y restringir la libertad de movimientos de los colonos extremistas y abrir una investigación sobre el trágico incidente, además de ordenar la liberación de entre 800 y 1.000 presos palestinos. El líder de la Organización para la Liberación de Palestina, Yasir Arafat, consideró estas, promesas "vacías" y "huecas".
Los delegados de Siria, Jordania y Líbano en las conversaciones bilaterales de paz con Israel, que debían prolongarse hasta el miércoles en Washington, abandonaron ayer la mesa de negociación.
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