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Detenido en Murcia el líder de la secta Ceis, huido tras ser condenado a 10 años

/ Barcelona La Guardia Civil detuvo el pasado jueves en Purias (Murcia) al líder de la secta Ceis, Vicente Lepiedra, y a uno de los denominados guías de la organización, David Gómez Gamero. Los dos huyeron en mayo de 1993 justo al conocer que el Tribunal Supremo había confirmado las penas que la Audiencia de Barcelona les había impuesto tres años antes: 10 años de cárcel para Lapiedra y nueve para Gamero. Los cargos eran inducción a la prostitución e intrusismo. La Audiencia de Barcelona confirmó ayer que ordenará el ingreso en prisión de los dos huídos.

Junto con el líder de Ceis, la Guardia Civil detuvo a otros cuatro supuestos sectarios. A éstos se les imputó un delito contra la administración de justicia y otro de asociación ílícita. Todos fueron arrestados en un chalé de Purias, por el que pagaban un alquiler de 150.000 pesetas mensuales. En el interior del inmueble encontraron material pornográfico y varios DNI falsificados con fotografías de David Gómez Gamero.

Otros dos dirigentes de la secta, juzgados junto con Lapiedra y Gamero, permanecen todavía en busca y captura. Son Ricardo Clavero y José Luis Isern. Todos ellos pudieron huir en mayo de 1993 por la falta de previsión de la administración de justicia ante una, más que probable fuga de los condenados. Todos ellos fueron buscados en un primer momento en Valencia, tras el proceso de Barcelona.

Secta destructiva

El cambio de residencia del líder y de los otros guías sectarios provocó el éxodo masivo de los adeptos de Ceis a Valencia. Allí, el sistema de vida de los adeptos se modificó sustancialmente respecto al que seguían en Barcelona. En la capital catalana obtenían beneficios económicos por el ejercicio de la prostitución de las seguidoras de Lapiedra. En Valencia, montaron varios negocios, como cafeterías y también un pub. Fuentes policiales no descartaban que la aparente normalidad de sus negocios fuera la tapadera de actividades ilegales.Ceis está clasificada como una secta altamente destructiva. Empezó a funcionar a principios de la década de los 80 y cuatro años más tarde fue desarticulada por la policía autonómica de Cataluña. La organización captaba adeptos, partiendo de anuncios en prensa en los que ofrecía servicios de gabinete psicológico.

Muchas de las personas que recurrían a Ceis atravesaban situaciones delicadas y sucumbían a la doctrina de Lapiedra, a quien tenían como su dios. Dejaban trabajo y familia e iban a pisos comunitarios, siempre según instrucciones del líder que impartía un credo que era, en gran parte, un adiestramiento para la prostitución.

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