Enemigos públicos
A pesar de la impotencia, la rabia y una enorme tristeza, esta muerte de Antonio no puede ser estéril. El maldito espejo de un camión ha segado de golpe ilusiones y sueños, ha cortado de raíz la vida de un ser humano llamado a hacernos disfrutar a todos los que amamos el deporte del ciclismo. Espero que este terrible episodio que nos ha helado el corazón haga reflexionar a los que van sobre cuatro ruedas acerca de la fragilidad del ciclista en su leve máquina, para que se deje de vernos como el enemigo que invade nuestro territorio, al que se ignora y se sobrepasa sin darle siquiera un metro de margen para la esperanza.-
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