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Aznar ordena suspender desde el 1 de marzo cualquier negociación con el PSOE

El presidente del Partido Popular (PP), José María Aznar, anunció a dirigentes de su formación a mediados del pasado mes de enero que la negociación con el PSOE debía quedar suspendida a partir del 1 de marzo. Aznar justificó esta decisión en la necesidad de conseguir resultados tangibles en las conversaciones con el Grupo Socialista, y, sobre todo, en la conveniencia de poner límites al diálogo público con los socialistas para evitar llegar a la precampaña de las europeas y autonómicas andaluzas de junio con los dirigentes de los dos grandes partidos "haciéndose fotos". El líder del PP, no obstante, subrayó que esta decisión no encierra ningún cambio de táctica, sino su adaptación a los distintos momentos políticos.

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La decisión de poner fin por ahora a la negociación, hasta después de las elecciones de junio, fue presentada por Aznar en Canarias, en una conversación secreta previa a la reunión que celebró la ejecutiva nacional popular en las islas el pasado 17 de enero. El presidente del PP convocó a lo que algunos dirigentes conocen como "sanedrín" o "cónclave" y que el propio Aznar cita como los de siempre".A estas reuniones, dedicadas a reflexionar en los momentos decisivos, pero en las que nunca se toma acuerdo alguno, asisten los principales dirigentes nacionales, los portavoces parlamentarios, un selecto grupo de miembros de la ejecutiva y alguna persona que no pertenece a ningún órgano del partido, como el asesor de Aznar Pedro Arriola.

El presidente del PP argumentó en esa reunión que no sería inteligente permitir que el PSOE alargara sin límite las negociaciones del impulso democrático. Sería tanto, vino a decir, como transmitir a la opinión pública la impresión de que existe un consenso básico entre Gobierno y oposición, y que, en el fondo, el Ejecutivo hace la única política que la situación permite, sin que pueda haber alternativa seria.

Aznar, que está bastante decepcionado por los resultados del impulso democrático, del que esperaba más, dio instrucciones precisas para seguir negociando, pero sólo hasta finales de febrero. En ese plazo, pidió, hay que poner toda la carne en el asador para conseguir el máximo de acuerdos posibles. Luego, el impulso democrático del que hablan los socialistas o la regeneración democrática, término que prefieren los populares, quedará cerrado, al menos por parte del PP.

Revisión de estrategia

Aznar quiso dejar claro que esta decisión de suspender cualquier diálogo con el PSOE desde marzo no significa un cambio de orientación. Está dispuesto a seguir manteniendo conversaciones con Felipe González cuando ambos lo consideren conveniente y sigue convencido de que no debe volver a la oposición pura y dura porque no serviría más que para añadir deterioro a la situación del país, según fuentes de la dirección del PP.

Aznar en persona había frenado, ya desde el año pasado, todos los intentos del PSOE de trasladar el impulso democrático a otros ámbitos distintos al del Gobierno central, el Congreso de los Diputados y el Senado. Los ofrecimientos socialistas para intentar negociaciones paralelas en comunidades autónomas, por ejemplo, fueron interpretados desde el principio como una simple pretensión de anular o desdibujar su papel de oposición.

La revisión de la estrategia global del partido se producirá, según ha explicado el propio Aznar, tras las elecciones europeas y con sus resultados encima de la mesa. Revisar no implica necesariamente cambiar. Fuentes de la dirección del partido señalan que ni siquiera con una abultada victoria de los populares sobre el PSOE se intentarían precipitar unas elecciones legislativas.

Cuando Aznar dice que le interesa que la legislatura se agote "está diciendo la verdad", subrayan esas mismas fuentes, porque sobre que lo que debe reflexionar seriamente el PP es si quiere ganar para gobernar tres o cuatro años o para quedarse en La Moncloa 10 o 12. Una victoria electoral antes de las municipales y autonómicas previstas para mayo de 1995, según este análisis oficioso que circula por las alturas del partido, podría resultar suicida porque enfrentaría al Gobierno central con una tupida red de ayuntamientos y comunidades autónomas en manos del partido socialista.

Entretanto, los populares niegan de forma tajante divergencias o discrepancias sobre el talante dialogante y negociador que Aznar ha dado a sus primeros meses de legislatura. "No se ha producido una sola intervención discrepante ni en la ejecutiva ni en la Junta Directiva Nacional", aseguran. "Ahí están las actas para demostrarlo".

Riesgos

Sí esperan que el aumento del tono de oposición, que consideran imprescindible hasta las elecciones de junio, refuerce un "reparto de papeles" en el que a Rodrigo Rato y Alberto Ruiz-Gallardón, portavoces en el Congreso y en el Senado, respectivamente, les tocará hacer de duros frente al Gobierno. No obstante, existen miembros de la dirección que son reticentes y que expresan sus temores sobre la orientación de Aznar, aunque lo hagan por el momento fuera de las salas donde se levantan actas oficiales.

Estos responsables, en ningún caso pertenecientes al círculo más estrecho del presidente del PP -que forman el secretario general, Francisco Álvarez Cascos; el vicesecretario general Mariano Rajoy; Rodrigo Rato; Ruiz-Gallardón- creen que existe el riesgo de que González logre presentar a Aznar ante la opinión pública como su sucesor.

Una situación de ese tipo, argumentan, aunque podría resultar halagadora para el presidente del PP, acabaría por ser "muy peligrosa". Se corre el riesgo de que una parte del electorado propio no la comprenda y de que sectores desencantados procedentes del voto moderado al PSOE crean que no merece la pena el esfuerzo de votar otra cosa, después de haber dejado de votar a los socialistas, "porque todo viene a ser lo mismo".

Por otra parte, sostienen los más críticos, si el líder del PSOE decide volver a ser candidato -como en la cúpula del PP se considera probable- "quien haya aceptado el papel de sucesor quedaría automáticamente desautorizado".

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