Un inquilino desahuciado logra un trabajo gracias a la solidaridad
Antonio Morales, de 34 años, respira hoy tranquilo. El pasado 13 de enero fue desahuciado de su piso en Móstoles por no pagar el alquiler, tras haber acumulado una deuda de 500.000 pesetas con su casero. Él y su familia se quedaron en la calle después de un año sin trabajo ni subsidio. Algunos periodistas que acudieron a su hogar para narrar su expulsión del piso le ayudaron incluso a pagar la estancia en la pensión donde se instaló provisionalmente mientras dos de sus hijos eran acogidos en un asilo. Poco después de conocerse su historia, el hipermercado Alcampo de La Vaguada, cuyos directivos conocieron el caso por este periódico, le ofreció trabajo.
Antonio Morales trabajará como ayudante de charcutería, lo que encaja con el oficio en el que trabajó mientras tuvo empleo. Su nuevo sueldo -en torno a las 90.000 pesetas en principio- le permitirá sacar adelante a Rosa, su esposa, y a sus tres hijos (de seis, cuatro y un año), en las reducidas dimensiones de un piso situado en la Puerta de Toledo y por cuyo alquiler paga 59.000 pesetas mensuales. El contrato inicial en Alcampo es de tres meses de prueba, pero le han hablado de posibilidades futuras. El principio del fin de su pesadilla comenzó el 13 de enero, ando se vio en la calle con su familia y las pocas pertenencias que les quedaban en el piso de la calle de Guadalupe, del que fueron desahuciados por no pagar los últimos siete meses de alquiler. Pero desde un año antes la situación de Morales era ya crítica, cuando se quedó sin trabajo y in prestación por desempleo. Se vió obligado incluso a vender todos los muebles "para dar de comer a los niños", hasta quedarse con un colchón donde dormían el matrimonio y sus tres hijos.Ahora este mal sueño ha terminado. Desde el desahucio de su casa en Móstoles y su publicación en el periódico, centenares de personas quisieron ayudar a a familia Morales con aportaciones económicas, comida, ropa y trabajo, mientras que la asociación religiosa La Milagrosa se hacía cargo de Antonio y Lorena, los dos hijos mayores, que fueron trasladados a una residencia de niños pobres, en Villaviciosa de 0dón.
Allí han sido atendidos por las monjas mientras su padre comenzaba a trabajar como instalador de gas. Fue un empleo efímero. "No era lo mío", explicó Morales. Así que finalmente aceptó la oferta del Alcampo de La Vaguada, aunque estuviera tan lejos de Móstoles.
Un piso modesto
Para buscar luego el piso en Madrid "hubo más complicaciones", según Antonio Morales, "ya que los alquileres están muy altos", pero entre conocidos y personas sensibilizadas con el problema la familia consiguió un piso de reducidas dimensiones (dos habitaciones, un salón pequeño, cocina y baño) situado en la Puerta de Toledo. Las monjas y miembros del colectivo La Milagrosa volvieron a demostrar su caridad cediéndole varios muebles para la nueva casa, en la que ya vuelve a estar toda la familia Morales al completo. "Ahora lo prioritario es buscar un colegio para los dos niños mayores comenta Morales satisfecho. "Una vez que lo consigamos, mi mujer buscará también trabajo".
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