'Le Monde' trata de evitar una guerra por la dirección

Jean-Matie Colombani es el aspirante mejor colocado para ser elegido nuevo director de Le Monde, el próximo 4 de marzo, por el conjunto de los accionistas. El que fuera jefe de la sección de Política Interior del periódico debe ser entronizado por sus colegas de la Redacción cinco días antes, como estipulan los puntillosos estatutos del diario. Los últimos pronósticos en los pasillos de la Rue Falguière, sede del emblemático periódico francés, son unánimes: Colombani aparece como gran favorito frente a Bruno. Frappat, actual jefe de la Redacción.Todo ha sido atado y bien atado, esta vez, para evitar otra de esas sangrientas crisis de sucesión que dejaron en el pasado exangüe al periódico. Los nombres de Colombani y Frappat han sido propuestos por el propio Consejo de Administración de la Sociedad de Redactores tras discreta consulta con los otros socios-, que escuchará mañana a los dos candidatos o a uno solo, ya que Frappat duda todavía su presentación. Será, por tanto, un candidato de consenso el que será sometido a la aprobación de las bases.

Colombani y Frappat tienen, por lo menos, un punto en común: son periodistas y, además, de la casa. La renuncia de Jacques Lesoume, un brillante economista, pero que entendía más de gestión que de prensa, significa el abandono de las soluciones importadas. Sólo la situación económica catastrófica había convencido a la Redacción de admitir a regañadientes en 1990, por primera vez, la elección como director de alguien que no procediera de su seno. Al haber fracasado en su empeño de enderezar la situación económica -a pesar de unos éxitos iniciales- Lesourne, cuyas dificultades de relaciones públicas con los redactores eran notorias, se encontró ya sin apoyo.

Al coger de nuevo el timón del barco, los periodistas saben, sin embargo, que no pueden volver a las luchas fratricidas de antes. "Desde 1982 todas las sucesiones han sido traumáticas", recuerda un miembro de la Sociedad de Redactores. "Hemos rechazado nosotros mismos a un director tras haberlo elegido [Claude Julien], hemos obligado a otro a renunciar tras negamos a aceptar su plan de austeridad [André Laurens] y hemos propuesto a un candidato que ha sido vetado por los demás accionistas [Daniel Vernet]".

Lo cierto es que el debate no es otro que el del papel de los periodistas en la gestión y dirección del periódico. La elección de Lesoume, en 1990, se produjo tras el rechazo del candidato de los redactores -o por lo menos de parte de ellos-, Daniel Vernet, por todas las demás categorías de personal y accionistas del periódico. Era una manera de hacer entender a los periodistas que sus peleas ponen en peligro el futuro del diario.

Hoy la lección la sido entendida. La Sociedad de Redactores teme, sin embargo, una ofensiva que tienda a debilitarla progresivamente para facilitar la entrada progresiva de, alguno de los grandes grupos empresariales, hoy al acecho frente a esta presa apetitosa. Como consecuencia de las ampliaciones de capital realizadas durante los años ochenta, la participación de la Sociedad de Redactores en el capital de la empresa ya ha bajado del 40% al 32,2%. Las necesidades de capitalizar el periódico permiten augurar otras disminuciones futuras. Pero los periodistas no quieren perder el 25% que constituye la minoría de bloqueo para la elección del director. Simboliza, para ellos, una garantía de la independencia de Le Monde.