Más vicio
En medio del casto páramo por el que nos arrastramos cual larvas en fundadas en faja Turbo -piensen que el premio de novela erótica La Sonrisa Vertical ha tenido que se declarado desierto este año: en mi tiempos eso habría dado lugar a un suicidio colectivo tipo' David Koresh-, mi verdadero consuelo, mi luz, mi guía, mi Kempis, mi alucinógeno nocturno de la señorita Pepis -Miss Peepis, más bien- me Io proporciona el inefable señor Major, que, sin darse cuenta, con su hilillo de sudor en el bigote y su voz de castrato ma non troppo ha vuelto a poner de moda el vicio inglés de cargarse a todo el que tiene vicios, previa exhibición culposa y degradante del vicioso en la palestra pública.Qué gozo de funcionarios, los del señor Major. Miro en mi derredor y no veo hombrones semejantes. Porque, digo yo, todo este soserío político-eincluyo en él al Gobierno, al partido reinante y a la leal y desleal oposición: panda de muermos- resultaría mucho más llevadero si, un suponer, los sábados por la tarde, yendo de compras a Pontejos, me encontrara con Solbes -o con Anguita: no me duelen prendas- haciéndose con unos encajes de Bruselas para las enaguas. 0 si los primeros viernes de mes estuvieran donde Jesús de Medinaceli, dándose con un gato de siete colas, por ejemplo, Rato y Obiols. ¿Y qué me dicen de Lerma recogiendo solapadamente bolsas de basura -de las de cierre automático- para montarse una fiesta unipersonal por correspondencia?
A estas alturas del asunto, mis esperanzas todas están puestas en las chicas del PSOE, que han reclamado su 50% con entusiasmo digno de mejor causa. No podemos ni debemos olvidar que lo más erótico que nos ha sucedido en los últimos tiempos ha sido imaginarnos a Mercè Sala dándole vigorosamente al cambio de marchas del Talgo.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.