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"Seguimos llevando la antorcha"

Sarajevo demuestra al mundo que sigue viva en el 10º aniversario de los Juegos Olímpicos que organizó en 1984

"En cuanto acabe la guerra,. reconstruiremos Sarajevo como ciudad olímpica. Esperamos presentar la candidatura de Sarajevo como sede de futuros Juegos Olímpicos de Invierno, a ser posible, en fecha tan próxima como el año 2002", dice Jusuf Arnautovic, quien era hace 10 años el encargado de la oficina de prensa de los Juegos de Invierno que se celebraron en la capital bosnia, y que los medios de comunicación describieron en aquel entonces como los mejores que jamás se habían organizado. Es un día tranquilo en Sarajevo, en comparación con otros que ha conocido la ciudad. Tras las negociaciones de alto el fuego, las explosiones y los disparos son más esporádicos, aquí donde las descargas y los bombardeos de la artillería forman parte de la vida cotidiana. Arnautovic es el responsable del Comité para el X Aniversario de los Juegos de Invierno, que pretende demostrar al mundo que Sarajevo sigue existiendo.

"Seguimos llevando la antorcha", reza el lema del Comité. No la antorcha de las armas, sino la del espíritu olímpico. "En aquella época, nadie podía imaginarse lo que iba a pasarle a nuestra ciudad: ni la gente que organizó los Juegos, ni nadie", dice Arnautovic. Nos recibe en su sede situada en el corazón de Sarajevo, junto al Teatro Nacional. Otros edificios de la zona están en ruinas, igual que lo están en todas partes. Habla de los actos previstos con ocasión del décimo aniversario: entre otros, una exposición de restos olímpicos que sustituirá al museo olímpico, ahora reducido a cenizas, y una visita del presidente del Comité Olímpico Internacional, Juan Antonio Samaranch, que viajó ayer a Sarajevo.

Lamenta no haber podido organizar competiciones deportivas en Sarajevo con motivo del aniversario.

Todas las instalaciones deportivas construidas para los juegos de 1984 han sido destruidas o tomadas por las fuerzas enemigas. Y, si se hubieran convocado esas pruebas, los participantes habrían sido blanco fácil para los francotiradores.

"Pueden matar y mutilar a sus antiguos compatriotas, vecinos y amigos, pero nunca quebrantarán el espíritu de Sarajevo", declara Arnautovic. En su oficina, coincidimos con Munir Rasidovic, responsable del turismo en Sarajevo, y también rebosante de ideas y obstinación. ¡Responsable del turismo en Sarajevo! ¿Puede concebirse un empleo más difícil. para un miembro del sector turístico? Rasidovic reconoce que su ciudad ya no es un atractivo para las agencias de viajes y sus clientes: "Hoy, los periodistas son prácticamente los únicos que vienen por aquí", dice.

Recuerdo el saludo cuando llegamos a la ciudad por la puerta de atrás blindada del Holiday Inn, la única instalación olímpica que sigue funcionando en el territorio bajo control del Gobierno. "Sarajevo enseñará al mundo que el verdadero significado del deporte es la amistad y la fraternidad, dijo Samaranch hace 10 años durante la inauguración de los Juegos Olímpicos de Invierno.

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Esas palabras tienen hoy un extraño eco. Tras la enorme promesa de los Juegos, estaba la esperanza de que Sarajevo se convirtiera en el nuevo centro de los deportes de invierno, en el corazón de Europa, y se enriqueciera a través del turismo. También se esperaba que los Juegos Olímpicos borrarían el trágico recuerdo de Sarajevo. como el lugar en el que fue asesinado el heredero de la corona imperial y que sirvió de escenario para dos terribles guerras en Europa.

Pero este sueño ha quedado destruido. El eco de los disparos que mataron al archiduque Fernando en 1914 queda hoy cubierto por el retumbar de una ciudad aún castigada por la desgracia, algo que es especialmente cierto en los alrededores del hospital de Kosevo, donde las cercanas instalaciones olímpicas de patinaje sobre hielo y la sede de las ceremonias oficiales son a un tiempo ruinas y emplazamiento de tumbas masivas para los muertos de Sarajevo. El hospital está ahora lleno de víctimas de la infernal matanza que arrasó el mercado el 5 de febrero. Durante nuestra visita, vimos numerosos cortejos fúnebres que se disponían a enterrar a sus seres queridos.

A poco más de un kilómetro de distancia, los francotiradores se ocultan en las colinas. Las colinas y montañas que rodean Sarajevo ofrecían las condiciones ideales para la construcción de instalaciones deportivas y pistas de esquí. Se esperaba que proporcionaran una fuente de ingresos para la ciudad, pero se han convertido en una maldición para ella. Porque las montañas de Sarajevo ahora significan muerte. Los francotiradores se han apostado en las colinas, desde donde pueden divisarlo todo. Los habitantes de Sarajevo deben pegarse a la sombra de los edificios cuando se aventuran a salir, para no ser vistos desde las colinas. Allí, al otro lado de la línea de frente, los nacionalistas serbios han amenazado con organizar sus lamentables contraolimpiadas.

Pero, en cualquier caso, puede que algún día salga a la luz que el tenaz director de turismo tenía razón. En circunstancias normales, Sarajevo es un destino ideal para el turismo. Recuerdo mi estupor cuando visité por primera vez la ciudad, hace muchos años. Aquí, en el corazón de Europa, existía una ciudad oriental viva, con mezquitas y minaretes, bazares y calles llenas de gente. Era un excepcional lugar de encuentro cultural en el continente. Sus calles cubrían las viejas líneas de demarcación entre el Esté y el Oeste, y entre tres

Ituras: la occidental, la cristiana oriental y la musulmana, un vestigio de la influencia turca. Todo ello en un escenario grandioso, cargado de recuerdos del pasado. En aquella época, esa diversidad no era un problema, y Sarajevo podía brindar al mundo unos "Juegos Olímpicos de Invierno a la sombra de las mezquitas", algo bastante exótico de por sí.

El fracaso de Europa es que la diversidad de Sarajevo sea ahora un gran problema político y humano. Y nadie es capaz de decir por qué las cosas han salido mal. "Todo el mundo en Sarajevo estaba entusiasmado con los Juegos Olímpicos. Serbios, croatas y musulmanes trabajaban codo con codo", recuerda Arnautovic. ¿Es posible hoy, mirando al pasado, encontrar los primeros indicios del conflicto que se avecinaba? En la prensa de hace 10 años, junto con artículos sobre los Juegos de Invierno, aparecen artículos sobre la recesión económica de Yugoslavia, los primeros signos de desintegración tras la muerte de Tito y amenazas proferidas por los extremistas. Pero, en aquella época, nadie había sido todavía víctima de ningún acto violento. El único caso de este tipo que puede encontrarse es el de un jugador ' noruego de hockey sobre hielo que fue hospitalizado tras una pelea con un compatriota y compañero de equipo enfrente de un restaurante.

Hoy, los habitantes de Sarajevo rara vez tienen la oportunidad de salir a la calle, y no digamos de tomar parte en competiciones deportivas. Los campeones atléticos de Bosnia no pueden vivir en una ciudad en la que la mala nutrición no les permitiría dar lo mejor de sí mismos. Son muchos los que hoy pasan hambre en Sarajevo. Los recientes acuerdos de paz son acogidos con cinismo por una ciudad en la que ya han sido asesinados más de 10.000 civiles.

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