"Si he pagado, ¿por qué me molestan?"

Tráfico ha embargado al padre de Vicente Jiménez por una multa que ya pagó. Vicente es viajante en La Mancha. El 5 de octubre de 1992 la Guardia Civil le paró cuando conducía el coche de su padre y le puso una multa de 20.000 pesetas. Al día siguiente envió un giro postal por ese valor, pero nunca llegó a su destino. Tras admitir su responsabilidad, Correos intentó saldar la deuda, pero Tráfico no quiso cancelarla al estar la sanción en fase ejecutiva. Pese a ello, Tráfico no detuvo el trámite administrativo y embargó la cuenta corriente del padre de Vicente con un recargo de 1.890 pesetas por la demora.

El día que la Guardia Civil de Tráfico cazó a Vicente Jiménez García, de 34 años, cuando circulaba a 77 kilómetros por hora en un tramo con la velocidad limitada a 60, conducía el coche de su padre. Los agentes no lo advirtieron y, al rellenar la denuncia, confundieron su identidad con la de su padre. Sucedía a principios de octubre de 1992, cuando compartía la vivienda con su progenitor, Vicente Jiménez Mendoza, de 72 años. Primer susto.Un mes después, recibieron la denuncia de Tráfico con la comunicación de la sanción: 20.000 pesetas. Antes de que se enterara su padre, Vicente Jiménez García se apresuró a saldar la deuda con Tráfico enviando un giro postal a la delegación provincial de Tráfico de Albacete, según atestiguan los documentos que obran en su poder.

En mayo de 1993, volvió a recibir una nota de Tráfico apercibiéndole de que si no pagaba la multa, a la que ya había acumulado un 20% de recargo, procederían al embargo (de su padre, como titular del coche). Segundo susto.

Vicente Jiménez García se apresuró a reclamar ante la oficina de Correos de Tomelloso (Ciudad Real), donde vive, por la suerte de su giro. Allí admitieron que no habían cumplimentado su encargo. Con sus justificantes y el testimonio de la oficina postal de Tomelloso, comunicó a Tráfico que, en lugar de reclamarle a él, procedieran ante Correos. La respuesta de Tráfico fue escueta: no les constaba que el giro hubiera llegado a su poder, por lo que ejecutarían el embargo.

El intento de Correos

Meses después, en septiembre de 1993, Correos comunica a Vicente que ha intentado hacer efectiva la multa ante la delegación de Tráfico de Albacete, pero allí se han negado a cobrarla porque se encuentra en trámite de ejecución y no se puede parar. La jefatura de Correos de Ciudad Real le comunica que el organismo ha iniciado una investigación para averiguar por qué el giro no llegó a su destino.-¡Macho!, primero me ponen una multa por algo que yo no he hecho y ahora me embargan la cuenta. ¿Pero esto qué es?.

Vicente comprende que su padre se le eche encima con una cascada de improperios. Un hombre que jamás ha tenido un problema con nadie; que no debe nada... le muestra al hijo el extracto de su cuenta corriente con un embargo de casi 26.000 pesetas.

-Me echó una bronca impresionante. Me puso verde. Le dije que tenía toda la razón y le expliqué todo el lío. Y para no abrumarle más, fui inmediatamente al banco a pagar las 25.890 pesetas del embargo. Lo hice para tranquilizarle. Me fastidia que sin tener nada que ver en el asunto le hayan metido en esto. Me ha jodido muchísimo.

La odisea no acaba ahí. Un día aparecen en Tomelloso un inspector de Correos de Madrid y su secretario para indagar dónde han ido a parar las 20.000 pesetas. Se entrevistan con Vicente Jiménez y le dicen que no vuelva a preocuparse por el asunto. Le prometen negociar con Tráfico y resolverlo todo.

Vicente fue recibiendo una comunicación tras otra de los distintos estamentos de la Inspección de Correos, sin que le ofrecieran una solución satisfactoria. En una de ellas le notificaron que tenía a su disposición las 20.000 pesetas en la oficina de Correos de Tomelloso.

-Entonces es cuando les digo que no me puedo hacer cargo de esas 20.000 pesetas. Lo que quiero es que retiren la multa de Tráfico. Yo, en su momento, pagué. Si ellos tienen la culpa de que el giro se traspapelase y no llegaran a pagarlo es cosa suya. Ellos son los responsables.

Vicente hace una cuestión de honor de su pleito con dos organismos de dos ministerios diferentes, pero ramas de la misma Administración.

-Vienen a verme dos señores inspectores y me dicen que tengo razón. Y poco después me llega el embargo. Les escribo pidiéndoles explicaciones, y ni me contestan ni se me ponen al teléfono.

A la pregunta de qué piensa hacer, responde:

-No sé. Yo he pagado dos veces una misma multa. Quiero que me devuelvan el dinero que he pagado de más y que zanjen el asunto directamente con Tráfico.

¿Cree que lo logrará, al cabo de dos años?

-Pensaba ponerlo en manos de los abogados, pero ¿cómo voy a iniciar un pleito por 26.000 pesetas, o por 6.000, que son las que no quiere abonarme Correos? ¿Merece la pena? Menos mal que la multa se la pusieron a mi padre, si no se equivocan, ya me veo sin carné de conducir.

Los lectores que deseen exponer sus casos pueden enviarlos, convenientemente documentados, en carta dirigida a El laberinto. Sección de España. EL PAÍS. Miguel Yuste 40. 28037 Madrid.