Normativa, incoherente

En julio de 1992 estuve tres días en el Parque Nacional de Ordesa, pernoctando en el refugio de Góriz, durante los cuales dejé mi vehículo en el aparcamiento de la entrada del parque, por lo que fui sancionada por los agentes de Icona. Parece ser que dicho aparcamiento está únicamente destinado a las personas que pasan el día en el parque, y no a las que pernoctan en el interior del mismo. La tenacidad con que las autoridades competentes están siguiendo mi expediente hasta la fecha de hoy me hace pensar que he cometido un grave delito ecológico que me convierte en un auténtico enemigo público, cuando yo me considero una persona que respeta enormemente la naturaleza, y no creo haber cometido ninguna acción que atente contra ella por dejar mi vehículo aparcado tres noches a la intemperie, en un lugar concebido para ello.Es muy lamentable que los responsables de velar por la protección de los parques nacionales apliquen una normativa tan arbitraria como incoherente, de tan dudosa eficacia para proteger el medio natural, que parece primar el turismo dominguero frente a los montañeros, con un criterio dudosamente proteccionista: es claro que el turismo de día, por su propio carácter masivo, deteriora en mayor medida el entorno natural, que el montañero que asciende los 1.200 metros exigidos para pernoctar en el parque. No voy a negar que también existen montañeros que dañan el entorno, pero, en cualquier caso, a ellos no se les dan facilidades para llegar con su vehículo hasta la montaña. ¿Por qué, pues, se comete la discriminación de no permitir aparcar allí más que durante el día? ¿Qué se supone que debemos hacer los que subimos a Góriz, cargar los 15 kilos de peso de nuestras mochilas desde Torla?

Si se pusiera el mismo celo en sancionar a las personas que arrojan residuos de todo tipo al parque que curiosamente suelen abundar más entre los que pasan allí el día se frenaría sensiblemente el deterioro medioambiental, pero nunca he visto a un agente imponer sanciones por esta causa, posiblemente porque resulta más sencillo sancionar un vehículo en ausencia de su dueño que hacerlo directamente a quien está vulnerando las normas más elementales de civismo e higiene. ¿Cuándo se van a aplicar las leyes con criterios de racionalidad, para que cumplan sus objetivos, y no únicamente con fines recaudatorios?-