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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Las reglas de la discusión

Antonio Elorza

El pasado lunes se ha publicado en esta sección una carta en la que se refutaba ásperamente mi artículo Cortina de cifras, relativo a la huelga general. Y digo ásperamente por el uso de elementos de descalificación no respaldados por argumentos y datos comprobables. De ahí que en esta puntualización prescinda de la personalidad de mi crítico, ya que lo que me interesa es el contenido (y con él, claro es, la significación de cierto tipo de escritos).Mi artículo era muy fácil de refutar, en el caso de que yo hubiera falseado la realidad. El 27 de enero, las fábricas podían haber funcionado a pleno rendimiento, los periódicos venderse en los quioscos, celebrarse las clases en colegios y universidades, ir nos los autobuses y estar abiertas todas las tiendas (yo hablaba le muchas cerradas). El artículo

8.2 de la, Constitución podía haber consignado, al lado del dereho de huelga, en vez de garantía ara servicios mínimos, el dereho a trabajar en una situación de huelga, y el artículo 35, no haberse centrado en la inserción de los pañoles en el proceso productivo cuando alude al derecho al trabajo. (A precisar eso, con citas entrecomilladas, llama "mezcla" quien me suspende sin más por poco versado en Derecho Constitucional). Pero sigamos. El Gobierno de: Felipe González tenía todos los recursos en su mano para afrontar pacíficamente el tema de la huelga, sin seguir la que fuera práctica franquista de producir un discurso autocensurado, de condena de las palabras en el tratamiento de los movimientos sociales adversos. La te levisión estatal estaba en condiciones de proporcionar una información mínimamente equilibra da y objetiva (y ahí los telediarios, perfectamente analizables, para demostrar lo contrario). Y la circulación para los ciudadanos simples, como mi hijo y yo, no ya para piquetes, por la calle Precia dos, pudo no estar cortada por la barrera militar de que hablé en tomo a El Corte Inglés. Cuando no se es capaz de invalidar los elementos de una exposición, el "embrolla y calumnia, que algo queda", aplicable al. caso, sirve de poco. Añadiré que también era práctica franquista conjugar la acción del Estado (desde la repesión a la manipulación) con la supuesta voz espontánea e irritada de "españoles" que respaldaban los actos políticos del Gobierno (y que de un modo u otro eran agentes suyos: el más elevado, el propio Carrero Blanco). Para evitar tan pesada herencia, sería conveniente, cuando un funcionario muy cualificado, vinculado a Presidencia del Gobierno, tome la pluma para asuntos vinculados a su esfera de acción pública y a la política de ese mismo Gobierno, a la cual defiende a capa y espada, que no se

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refugie en la masa anónima de Ios ciudadanos" y se presente ante los lectores con la mención de su cargo o asesoría. Así sabremos todos de dónde venimos y adónde vamos.-

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