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Granadas serbias matan a 9 personas en la cola de la harina de Sarajevo

Las matanzas de civiles se suceden en Sarajevo con el ritmo que marcan los artilleros serbios apostados desde hace casi dos años en las colinas que rodean la capital bosnia. Ayer, el objetivo de los serbios fue una cola para conseguir harina de la ayuda internacional.Tres proyectiles, caídos con un intervalo de apenas unos segundos, llenaron de sangre y fragmentos corporales la calle de los Libertadores, en Dobrinja, la ciudad dormitorio de Sarajevo levantada hace 10 años para alojar a los periodistas que cubrieron los Juegos Olímpicos de Invierno. Sobre la acera, entre sacos de harina destripados, quedaron nueve cadáveres, entre ellos los de tres niños.

Mientras tanto, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas hacía llegar a las autoridades de Zagreb el peso de sus amenazas. Días pasados, observadores de la ONU habían comprobado que entre 3.000 y 5.000 soldados croatas se habían sumado a los croatas de Bosnia al sur de la antigua república yugoslava.

Incluso el jefe del Gobierno alemán, Helmut Kohl, valedor internacional de Croacia desde que Yugoslavia se rompió en mil pedazos, mostró ayer su indignación con el comportamiento del régimen de Zagreb. Si antes del 17 de febrero los croatas no se retiran de los campos de batalla en Bosnia, llegarán las sanciones, de las que Croacia se ha visto hasta ahora al margen.

También el Vaticano mostró su preocupación por el papel de Croacia en el conflicto. Juan Pablo II hizo ayer llegar su "súplica" al Gobierno de Croacia para que haga "todo lo posible para llegar a un alto el fuego".

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