Justa vergüenza

EN UNA cosa tiene razón el director general de la Policía: sobran motivos para que se. sientan avergonzados él y todos los responsables de ese cuerpo porque dos de sus miembros. hayan cometido el espantoso crimen de Nigrán, Pontevedra. A medida que se van conociendo más detalles de los antecedentes de los dos policías acusados del múltiple asesinato crece la indignación contra quienes pudieron haber impedido, y no lo hicieron, que semejantes personajes siguieran vinculados a la policía, uno de ellos en activo y en posesión de su chapa y pistola reglamentaria.El asunto es demasiado grave para despacharlo con burocrática! lamentaciones. Las andanzas de esos facinerosos, sus relaciones con el mundo de, la droga, con el juego y la prostitución, eran conocidas, o al menos sospechadas, por algunos de sus compañero! de trabajo. Muchas personas han tenido que callar mucho o que mirar mucho hacía otro lado. Y algunos responsables han tenido que esforzarse considerablemente para no sacar las consecuencias lógicas de la combinación entre evidencias y sospechas tan graves como la de la supuesta oferta de asesinar al principal delator de la trama del narcotráfico gallego.

Se dice que es grande el riesgo de contagio de quienes están obligados por su oficio a relacionarse con la hez de la sociedad. A la vista de este caso más bien cabe considerar milagroso que la hez de la sociedad haya resistido al contagio de semejantes personajes, servidores uniformados del crimen.