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El público italiano critica a Banderas por interpretar a un Mussolini simpático

Maestro cruel, devorador de hembras, pero sobre todo socialista de izquierdas indiscutiblemente demagogo, al protagonista de El joven Mussolini, una miniserie de televisión estrenada el pasado martes en Italia y que próximamente se emitirá por TVE-1, no le faltan defectos. Pero muchos italianos que siguieron el primero de los tres capítulos de esta producción en la segunda cadena de la RAI opinaban que la figura del dictador fascista trazada por el actor español Antonio Banderas resultaba demasiado simpática para los tiempos que corren.

Banderas, protagonista de esta coproducción hispano-francoitaliana dirigida por Gianluigi Calderone, imprime, sin embargo, al personaje buenas dosis de arrogancia, desfachatez y chulería."El guión trata positivamente la figura de Mussolini, y seguramente suscitará comentarios del tipo 'haría falta uno así para poner las cosas en su sitio"', ha dicho Arrigo Petacco, un historiador que colaboró como asesor en las primeras fases del rodaje, realizado casi totalmente en el Este europeo. "Creo que Fini (el líder neofascista italiano) se sentirá feliz de verlo por televisión, precisamente en estos momentos", añade Patacco.

Uno de los problemas de esta serie es, en efecto, que se estrena cuando está a punto de comenzar la campaña italiana para las elecciones generales de marzo. Los responsables de la programación de la RAI-2 afirman que no pudieron exhibirla antes porque hubiera coincidido con la campaña de Alessandra Mussolini, nieta del duce, para las elecciones municipales de Nápoles.

Se da la circunstancia de que la citada cadena televisiva, que ha aportado más de la mitad de los 7.500 millones de liras (unos 700 millones de pesetas) que costó el rodaje, ha sido siempre controlada por el Partido Socialista Italiano, hoy en grave crisis, en el que militó el joven Mussolini.

Emigrante y periodista

El guión, de Lidia Ravera y Mimmo Rafele, narra el periodo que va de 1901 a 1915, entre los 19 y los 32 años de Benito Mussolini. El primer capítulo cubre sus primeros pasos de maestro aficionado a golpear a una niña, Rachele (Claudia Koll), con la que terminaría casándose -aunque su verdadero amor de madurez fue la actriz Clara Petacci-, y su estancia en Suiza, primero como misero emigrante, luego como periodista aguerrido y finalmente como agitador expulsado.Angelica Balabanoff, célebre socialista rusa encarnada por Suzzane Lothar, es el principal personaje que, con su risa espontánea, ayuda a la cámara de Calderone a denunciar el histrionismo ridículo del joven Mussolini. Ella será la primera en apartarse de un ser cuya ambición desmesurada queda suficientemente clara en la serie. Pero antes cede a los encanto del tirano representado por Banderas.

El segundo capítulo promete ser más polémico, pues en él se desarrolla la amistad de Mussolini con Pietro Nenni, la figura más importante del socialismo italiano. Denis Mack Smith, un historiador inglés ha opinado que tal amistad existió, pero fue muy tibia.

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