_
_
_
_

Pilotos de salón

Alcobendas acogió este fin de semana un campeonato de 'scalextric'

Alcobendas Son locos del volante que suplen su pasión por correr junto a Carlos Sainz, Joa Kankunen o François Delecour, pilotando reproducciones de los coches de sus héroes. Los vehículos se deslizan por pistas de scalextric con trazados inspirados en las carreras del Mundial de rallies. La Casa de la Juventud de Alcobendas ha sido escenario este fin de semana del Rally Scalextric de Montecarlo, primera prueba puntuable para el segundo Mundial de Slot de Scalextric e la Comunidad de Madrid. Participaron 62 corredores.José Antonio del Pozo, de 9 años, pilotó un Renault 5 Turbo, con un tiempo de cuatro minutos, 46 segundos y 35 décimas. Así consiguió los 20 puntos que se otorgan al vencedor del Rally de Montecarlo en categoría A. Su hermano menor, Javier del Pozo, con un Audi 4, hacía lo propio al vencer en la carrera reservada a los coches de serie.

No faltaron los Toyota Celica ni los Ford ni los Subaru, ni otros muchos prototipos que participan en las grandes competiciones. Tampoco faltaron los trofeos ni la competitividad. El segundo clasificado de la categoría A se quedó tan sólo a una décima de segundo de José Antonio.

Los hermanos Del Pozo coincidieron en señalar que la prueba de montaña, algo así como el Coll del Turini de Montecarlo, con sus tramos de hielo y nieve, era la más dura, pero también con la que más disfrutaron. José Antonio se mostraba satisfecho con el rendimiento de su R 5 miniatura, al que ha añadido plomos para conseguir un mejor agarre a la pista. Sin olvidar el cambio de neumáticos para correr la prueba con nieve.

Las 15 personas que han participado en la organización no escatimaron dificultades para hacer la prueba más competitiva y asemejarla así a la verdadera, disputada hace pocos días. Muchas curvas y rampas, harina para suplir la nieve, y ceniza bajo ésta para que los coches se deslizasen mejor. Cajas de cerveza vacías, escaleras de madera, un banco, cajas de cartón, todo valía para montar los tramos del scalextric.

Lourdes Olivares, con su BMW-M3, no tuvo demasiada suerte, aunque para ser la primera vez que competía con su coche de serie quedó bien situada. Tras disputar el último tramo mostraba su extrañeza. Pensaba que el nivel de competición era más bajo. "Todo se comprueba, se verifican los coches para que se ajusten a las normas. La gente se lo toma muy en serio", decía Lourdes, mientras mostraba su satisfacción y su deseo de correr las otras 11 pruebas de la competición. Seguirá entrenando, junto con su marido, en el circuito estable que tienen en casa.

José Javier Peña, que se desplazó a Alcobendas desde el centro de Madrid, echaba de menos el gusanillo de la competición, que abandonó hace 10 años. Le gustan los coches, las carreras y las miniaturas. "Ya que no puedo tener uno grande...", se lamentó. Fiel seguidor de Carlos Sainz, pilotaba un Toyota Celica que no se desenvolvió bien en la harina.

Pedro Moreno, profesor de EGB, de 27 años, tampoco tuvo demasiada suerte con su Porsche 959 de serie. Para él, lo más importante es "el vicio por las carreras, hacer un coche a la medida". Aún recordaba los problemas que le ocasionó terminar uno de los 15 vehículos que posee. Había olvidado un pequeño detalle, en mitad de la noche lo recordó y tuvo que saltar de la cama para efectuar los últimos retoques.

Pedro López se sentía orgulloso de su hijo de nueve años. El sábado, el niño fue el ganador de la prueba de aficionados destinada a menores de 16 años. Pedro recuerda que su afición comenzó a los 14 años cuando destinó su primer sueldo a comprar un scalextric. Ahora, a sus 37 años, atesora una importante colección con más de 200 vehículos.

Es otro de los que declaran que, como no tiene posibilidades de sentir entre sus manos el volante de un prototipo real, se dedica a las miniaturas. Se clasificó muy por detrás de su hijo, aunque en otra categoría. Las nuevas generaciones vienen empujando fuerte.

Accidentes sin sangre

A un metro de la montaña se divisa la meta. Los más intrépidos bajan a tope, el coche resbala por la harina, se sale de la guía y da dos o tres vueltas de campana. Las asistencias preparadas se presentan de inmediato en el lugar y colocan el vehículo en su sitio para que éste continúe su marcha. Ojalá para los coches de tamaño real fuera tan sencillo, pensaban algunos. Es una de las ventajas de las miniaturas que circulan por las pistas de scalextric.Pero la preparación de los prototipos no tiene que envidiar a sus homólogos de tamaño natural. Aunque por 4.000 pesetas se puede adquirir un coche de serie, algunos gastan más de 15.000 o 20.000 en adecuar el prototipo a su medida. Todo para que el coche rinda al máximo durante la prueba.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_