Alemania castigará hasta con cinco años de prisión los malos tratos a menores
Un millón de niños son objeto de palizas por sus familiares cada año
El Gobierno alemán quiere atajar el creciente número de abusos infantiles y castigos corporales -500 casos diarios- endureciendo la legislación vigente. Para ello ha introducido una propuesta en el Bundestag (Cámara baja del Parlamento) en la 4tie se contemplan penas de prisión para los casos más graves. Según la Unión Federal de Protección a la Infancia, cada año son objeto de palizas un millón de niños por parte de sus familiares. La nueva iniciativa legal pretende prohibir todo tipo de abuso corporal y psíquico, y castigará con penas de cárcel de entre tres meses y cinco años a los autores de los casos más graves de malos tratos. También podrán imponerse multas por las infracciones de la ley.
El diputado Norbert Eimer, miembro del Partido Liberal (FDP) y de la Comisión Parlamentaria sobre la Infancia, considera que "debe darse una señal muy clara a la sociedad de que los castigos corporales no son un método educativo". La comisión que se encarga de la modificación legislativa estudia prohibir la tradicional bofetada, aunque, según Eimer, los cachetes en el culo seguirán siendo autorizados".Entre los abusos psíquicos, que serán punibles, se encuentran "las críticas permanentes por pequeñeces, las ridiculizaciones sarcásticas ante amigos y las prohibiciones permanentes de ver la televisión".
Según un estudio de la Universidad de Bielefeld, las bofetadas y la prohibición de ver la televisión son los castigos más frecuentes impuestos por los padres alemanes a sus hijos. El 44,6% de los niños ha recibido bofetadas de sus padres, según el trabajo, y la tercera parte tiene aún en su memoria "haber recibido una buena paliza". Más del 20% de los muchachos encuestados tiene conocimiento de algún amigo que "es golpeado con frecuencia por su padre o su madre".
Bofetadas y televisión
El informe de la Universidad de Bielefeld, verdadero catálogo de los castigos en Alemania, fue elaborado basándose en 2.400 entrevistas a jóvenes de edades comprendidas entre los 13 y los 16 años. Tras las bofetadas y la prohibición de ver la televisión se encuentran, por orden decreciente de frecuencia, la prohibición de salir de basa, el recorte de la paga, la obligatoriedad de guardar silencio o los gritos paternos. El estudio concluye que al menos en el 80% de las familias se utiliza alguna medida -violenta como castigo.
El profesor de esta universidad Klaus Hurrelmann considera que el frecuente uso de la fuerza en ambientes familiares no contribuye a una mayor autodisciplina por parte de los menores. Según Hurrelmann, las medidas de castigo fomentan la agresión, la rebelión y motivan que los niños rompan reiteradamente las reglas.
Las nuevas disposiciones legales, que podrían estar aprobadas antes del verano, contemplan, sin embargo, algunos casos en que estaría autorizado el uso de medidas de fuerza o violencia por parte de los padres. Entre ellas se encuentran "las situaciones de peligro para la integridad física o la vida del niño". Como ejemplo, se señala en la comisión parlamentaria el caso de que un niño juegue en la calle, en el que se autoriza la posibilidad de que sus progenitores acudan a medidas de fuerza para hacerle salir de la calzada. También se menciona que la prohibición de salir de casa es aplicable cuando el menor no ha finalizado sus tareas escolares.
El diputado del Partido Socialdemócrata Alemán (SPD) Wilhelm Schrnidt, también miembro de la comisión parlamentaria que debate la ley, está de acuerdo con el espíritu de la iniciativa, pero advierte que "no se puede poner un fiscal en cada cuarto de los niños". Para Schmidt, el uso de la violencia no tiene cabida en la familia, porque "cada niño golpeado golpeará después a sus hijos".
El SPD quiere introducir la protección al menor en la Constitución alemana. Aunque sus intentos han fracasado en periodos legislativos anteriores, su portavoz en el Bundestag, Ingrid Matthaeus-Meier, ha dicho que quiere intentarlo de nuevo este año y espera contar con el apoyo de algunos miembros de la coalición conservadora en el Gobierno.
La ministra federal de Justicia, Sabine Leutheusser-Schnarrenberger, es partidaria de crear la figura del "defensor de los niños", que podría ser un abogado, un asistente social o un psicólogo infantil.
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