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TRIBUNALES

La sentencia del "éxtasis" reabre la polémica sobre la distinción entre drogas duras y blandas

La ONU incluyó esta sustancia en 1985 entre las no permitidas para uso médico

La reciente sentencia de la Audiencia Nacional en la que se afirma que el éxtasis no causa grave daño para la salud y se rebaja en un grado la pena a dos traficantes de esta sustancia ha causado reacciones opuestas, y ha reabierto la polémica sobre la necesidad de distinguir o no entre drogas duras y blandas en la penalización del narcotráfico. La legislación española incluye, desde 1983, esta distinción. Para unos, la sentencia marca una nueva sensibilidad y rigor a la hora de enjuiciar las drogas. Para otros, introduce confusión. El fiscal, que pedía penas de 11 años, recurrirá el fallo.

La defensa, en el caso examinado por la Audiencia Nacional, solicitó una prueba pericial para" determinar el grado de peligrosidad de la metilendioximetanfetamina (MDMA) o éxtasis y distinguirlo del de la metilendioxianfetamina (MDA) o píldora del amor, ambas variantes de la anfetamina. Los peritos, encabezados por Alexander T. Shulgin, de la Universidad de Berkeley (Estados Unidos), y José María Poveda, profesor de Psiquiatría de la Universidad Autónoma de Madrid, determinaron que los efectos de la MDMA son distintos de los de las anfetaminas y menos tóxicos que los del MDA."El MDMA no tiene efectos alucinógenos o de aumento de reflejos", explica Poveda. "Provoca sólo un aumento de la sensibilidad visual o auditiva". La misma dosis (entre 60 y 180 miligramos, una píldora) dura entre ocho y 12 horas con la droga del amor, pero no supera las cinco horas con el éxtasis. Además, quita radicalmente las ganas de beber alcohol, de mezclarlo con otras drogas y de aumentar las dosis, porque una toma bloquea los efectos de otras posteriores y la sobredosis produce efectos desagradables como taquicardia, intranquilidad y falta de apetito.

"Es una sustancia, en principio, menos preocupante que el alcohol", sigue Poveda. "Según los casos estudiados hasta ahora, no produce danos en organos vitales, no provoca síndrome de abstinencia ni dependencia plicológica ni un comportamiento incontrolado".

Jaime Sanz de Bremond, abogado que sostuvo la diferencia entre ambas dorgas, opina que esta sentencia es fundamental para impedir que la gente consuma drogas peligrosas pensando que en realidad lo son menos. "De hecho, en la mayor parte de las aprehensiones policiales de supuesto éxtasis, la sustancia intervenida es MDA (píldora del amor)". "Fenómenos como el de la conocida ruta del bakalao que han sido equivocadamente asociados al consumo de éxtasis demuestran la peligrosa confusión existente", agregó. Los que permanecen horas bailando no están tomando éxtasis, aseguran los expertos.

Para Miguel Bajo Fernández, catedrático de Derecho Penal de la Autónoma de Madrid, la novedad de la sentencia está en el hecho de que la Audiencia Nacional encargara un informe pericial concreto sobre el caso, en lugar de basarse en la opinión de la Comisión de Estupefacientes de la ONU, que incluyeron esta droga en la lista I, las adictivas no autorizadas para uso médico, en 1985, que ha influido en la jurisprudencia española. "Esta sentencia", continúa Bajo Fernández, "es un paso más en el cambio de, mentalidad social sobre la necesidad de disminuir la vía represiva para avanzar en la lucha contra la droga".

Algunos expertos médicos consultados, sin embargo, consideran que la distinción entre droga dura o blanda es conflictiva y que la adicción a una sustancia no puede basarse solamente en la dependencia física, sino también en la psicológica. "Sin duda es una sustancia menos tóxica que otras, pero de ahí a que no cause grave daño hay un paso importante", afirma Javier Ayesta, profesor de Farmacología de la Universidad de Cantabria, experto en dependencias. "Que no se conozcan casos de dependencia física o psíquica no quiere decir que se puedan descartar. Además, se ha comprobado que en animales causa una elevada toxicidad en el sistema nervioso".

En los nueve primeros meses de 1993, se aprehendieron en España 10 1.000 dosis de éxtasis, un 289% más que en 1992.

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