González, convencido de que cuenta con el apoyo de Pujol para gobernar hasta 1996
El presidente del Gobierno, Felipe González, está convencido de que tiene asegurada la continuidad de su Gobierno durante dos años al conseguir el compromiso implícito de Convergència i Unió (CiU) de que esta coalición también prestará su apoyo parlamentario al PSOE en los Presupuestos Generales del Estado para 1995. Este respaldo garantizaría absolutamente el mantenimiento del Gabinete socialista. Dentro de 10 días, pasada la huelga general, Felipe González y el presidente de la Generalitat de Cataluña, Jordi Pujol, se reunirán para discutir el llamado "giro autonómico". González tiene constancia de que las demandas catalanas serán graduales y que Pujol no acudirá al sistema de paquete cerrado de reivindicaciones.
El portavoz de CiU, Miquel, Roca, mantiene que el Gobierno contará con su apoyo siempre que la política a acordar sea razonable. En privado, los nacionalistas son más contundentes en asegurar su contribución al Gobierno, aunque advierten que los chispazos serán inevitables. Del lado socialista, Felipe González no duda en señalar la trascendencia de la colaboración de CiU por lo que supone de integración del catalanismo político en el Gobierno de España.Los socialistas aseguran que soportarán lo más impavidamente posible un hipotético declive electoral en junio -en las europeas y las andaluzas- y trabajarán a medio plazo convencidos de la recuperación económica y, sobre todo, por la tranquilidad que les da el tener prácticamente asegurada la mayoría parlamentaria con el concurso imprescindible de CiU.
González cree que la coalición nacionalista garantizará la continuidad del Gobierno durante todo 1995 al tener el compromiso verbal -CiU se ha opuesto a firmar documento alguno- de que le dará su apoyo a los presupuestos de ese ejercicio.
A pesar de los elementos de estabilidad resaltados, González ha reconocido, en conversación con un grupo de periodistas, que la situación económica es de una gravedad extraordinaria y ha citado como ejemplo, para dejar claro que no hay razones para el optimismo, que el porcentaje de paro actual es igual al existente en 1982. En aquellas fechas González consideró la situación de socialmente insostenible y no ahorró tintes dramáticos respecto a la herencia que recibió de los gobiernos de UCI).
González constata la gravedad del momento actual y sólo encuentra motivos de satisfacción ante la marcha del acuerdo con CiU, que está haciendo posible que las leyes salgan adelante. En este terreno incluye también al PNV, partido que, a pesar de los intercambios verbales broncos, ha dado su apoyo a González para ser investido presidente del Gobierno, no ha presentado enmienda a la totalidad de los presupuestos y ha apoyado la reforma laboral.
Es decir, los peneuvistas vascos han contribuido con su voto a los aspectos más relevantes de la política socialista, según repiten en estos días, en los que ha habido un distanciamiento notable en parte paliado por la entrevista celebrada el miércoles entre el vicepresidente del Gobierno, Narcís Serra, y el presidente del PNV, Xabier Arzalluz.
Los socialistas tienen planes sobre el papel hasta el final de 1995. Entre ellos figura el apoyo de CIU a los presupuestos de ese ejercicio, siempre dejando claro que no hay ni habrá un pacto escrito con los nacionalistas catalanes porque éstos prefieren la política del día a día sin compromisos de futuro.
En declaraciones oficiales, tanto Miquel Roca como otros dirigentes de su partido, después de proclamar que España tiene gobierno gracias a ellos, supeditan la continuidad de la ayuda al contenido de la política gubernamental. En privado, no obstante, son mucho más precisos al dar casi por seguro que su colaboración. no tiene porqué terminar si los socialistas continúan adoptando medidas con las que se sienten identificados. Es más, la colaboración es muy estrecha en todos los campos y en todos los ministerios. Dan fe de ello el ministro de Justicia, Juan Alberto Belloch, o el de Transportes, José Borrell, quienes trabajan estrechamente con representantes de CiU.
Habrá chispazos
El presidente no se llama a engaño y es consciente de que los, chispazos serán inevitables con los nacionalistas, e incluso entre ellos, aunque no cree que las disputas entre Convergència y sus socios de Unió vayan a repercutir en las relaciones con el Gobierno central.
Dentro de diez días González tendrá ocasión de reunirse con el presidente Jordi Pujol para reaundar el proceso de transferencias pendientes con Cataluña, al que los nacionalistas llaman "giro autonómico". González tiene una primera impresión del talante moderado con el que Pujol acudirá a esta reunión, que se traducirá en que sus propuestas sean graduales.
Igualmente los responsables del Gobierno vasco se reunirán la próxima semana con el ministro para las Administraciones Públicas, Jerónimo Saavedra, en un intento de que las relaciones PNV-PSOE vuelvan a la normalidad. Paralelamente, el portavoz del PNV en el Congreso, Iñaki Anasagasti, reanudará el diálogo sobre el impulso democrático.
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