El nuevo Gobierno ruso
El primer ministro ruso, Víktor Chernomirdin, insiste en que el nuevo Gobierno "no se retirará del rumbo de continuar y profundizar la refórma". (... ). Una reforma coherente no es lo que va a proporcionar el nuevo Gobierno. Tampoco dará una reacción coherente. Ofrece el camino intermedio del caos.El único reformista en un puesto prominente será Anatoli Chubais, viceprimer ministro responsable de la privatización. Es un reformador aislado en un Gobierno dominado por jefes del complejo de la industria militar, y no es probable que consiga mucho. Yegor Gaidar y Borís Fiódorov se han ido. En su lugar están viejos apparátchiki como el viceprimer ministro Oleg Soskovets y el presidente del Banco Central, Víktor Gueráshchenko, por no hablar del primer ministro. Y éstos no son los peores. No son xenófobos militantes, por ejemplo. Pero carecen de cualquier programa coherente. En el mejor de los casos, administrarán la decadencia. En el peor, traerán el desastre inflacionario. Yeltsin podía haber disuelto el viejo Parlamento, pero ha adoptado sus políticas. Mientras, los abiertamente reaccionarios esperan.
La antigua URSS basaba su sistema de gobierno en la fuerza y el fraude. Privado de la fuerza, el nuevo Gobierno se propone recurrir al fraude. Los dirigentes de un país cuya moneda ha perdido el 90% de su valor el pasado año dicen que bajar la inflación no es prioritario.
21 de enero
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