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El Gobierno argelino libera a todos los integristas islámicos de los centros de detención del Sáhara

El Ministerio del Interior anunció ayer la liberación de todos los integristas argelinos concentrados en los centros de internamiento del sur sahariano, y la anulación de los arrestos domiciliarios decretados contra un número indeterminado de militantes y dirigentes del Frente Islámico de Salvación (FIS). Con estas dos decisiones el Gobierno presidido por Reda Melk trata de crear un clima propicio para que pueda llevarse a término con éxito la conferencia para un diálogo nacional, prevista para los próximos 25 y 26 de enero.La decisión del Gobierno afecta a más de 800 detenidos, la mayor parte de los cuales se encontraban reunidos en el centro de internamiento de In Amguel, situado a unos 2.000 kilómetros al sur de la capital, Argel. Este lugar, considerado como uno de los más duros e inhóspitos del sur argelino, ha venido, sirviendo durante dos años como lugar de residencia obligada para aquellos militantes y simpatizantes del movimiento integrista más radicales.

El resto de los liberados residía en el centro de seguridad de Oued Namous, en la localidad de Bechar, situada junto a la frontera marroquí y a poco más de 700 kilómetros al sur de Orán. La plaza, considerada como un punto neurálgico en la defensa de las líneas fronterizas argelinas con Marruecos, sirvió ya en 1939, durante el periodo colonial francés, de campo de concentración para los republicanos que huyeron de España y que buscaron refugio en Argelia, tras el fin de la guerra civil.

Con esta decisión los polémicos centros de internamiento para los integristas argelinos quedan definitivamente clausurados, ya que en los últimos meses se han ido vaciando poco a poco los otros cinco campos y sus huéspedes liberados o pasados a la jurisdicción ordinaria. Se calcula que a lo largo de estos dos años se abrieron un total de siete centros, y según cifras oficiales por los mismos pasaron unas 10.000 personas. Estas cifras, sin embargo, han sido contestadas por determinadas organizaciones políticas y cívicas que han llegado incluso a tríplicarlas.

Episodio polémico

Con la decisión de clausura de estos centros administrativos se cierra una de las páginas y episodios más polémicos y controvertidos de la política de seguridad de Argelia. Estos centros, reiteradamente denunciados por las organizaciones de los derechos humanos y por la oposición de mocrática, fueron abiertos hace dos años, cuando entró en vigor un decreto de 12 puntos por el que se desarrollaba el estado de excepción. En uno de los puntos de este decreto se preveía la apertura de centros de internamiento, para aquellos islamitas que, a pesar de no haber cometido ningún delito, pudieran ser considerados "peligrosos" para el Gobierno y la Administración del país. Estos detenidos no estaban sometidos al control judicial.La clausura de estos centros fue anunciada el pasado mes de octubre por el ministro de Justicia en unas declaraciones efectuadas a la prensa. Recientemente el portavoz de la Comisión Nacional para el Diálogo reiteró esta decisión, al tiempo que aseguraba que se habían empezado a establecer contactos y conversaciones con los dirigentes del Frente Islámico de Salvación, en un intento de sacar al país de la crisis. Estas declaraciones, no cumplidas hasta ahora, han puesto al descubierto, una vez más, la dura polémica que se reproduce en el seno del poder argelino cada vez que se pretende solucionar la crisis por la vía del diálogo.

La liberación y el cierre de estos centros ha venido siendo uno de los caballos de batalla de los partidos democráticos, que se han venido mostrando reticentes a participar en la conferencia nacional de diálogo si no se mitigaba la política de seguridad. Como condiciones previas para sentarse en la mesa de negociaciones la oposición y los integristas islámicos han venido reclamando entre otras medidas la clausura de campos y la libertad de los detenidos administrativos. Con la decisión de ayer el Gobierno tiende la mano a la oposición en un intento franco de facilitar la concordia y el diálogo.

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