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En río hipotecario revuelto... ganancia de corredores

Una indocumentada campaña del Consejo General de los Colegios de Corredores de Comercio (CGC) anunciando "fórmulas para abaratar [los trámites de] la refinanciación de los créditos hipotecarios" ha sido esta vez el detonante del más reciente episodio, y van..., del conflicto étnico que, en defensa del respectivo pedigrí fedatario, enfrenta desde hace anos a notarios y corredores de comercio.Hace así honor el CGC a su bien ganada fama de laboratorio secreto", tan alejado de la realidad económica y social del país como de los propios intereses del colectivo al que representa, lanzando al mercado (hipotecario) semejante crecepelo jurídico: pólizas intervenidas por corredor de comercio, al módico precio de 30.000 pesetas, en las que los agobiados beneficiarios de préstamos hipotecarios de 10 millones, por ejemplo, pueden ver documentada la ansiada reducción del tipo de interés de su préstamo, en el supuesto de que la entidad financiera prestamista acceda a concederles dicha rebaja, que ésa es otra.Lo malo de estas fórmulas mágicas, supongo, pues mucho taumaturgo hay entre los corredores de comercio capaz de dar fe de un contrato que se esté firmando en Barbate (Cádiz), pongo por caso, mientras "el fedatario interviniente" juega al golf en La Moraleja (Madrid), es que, para tan simple modificación, basta una igualmente simple y gratuita carta de la entidad financiera al prestatario comunicándole nuevo tipo de interés.¿Significa tamaño patinazo que el CGC desconoce hasta tal punto la realidad financiera y la legislación vigente como para crear falsas expectativas en los usuarios vendiéndoles, barato, oiga, un documento absolutamente innecesario?

No hay tal. A mi modo de ver, decía, asistimos a un nuevo episodio en la escalada de confrontación emprendida en los últimos meses por el CGC con el objetivo último de forzar la integración de los corredores de comercio en el notariado ("...la continuación de la política por otros medios", que ya dijo Clausewitz) o, alternativamente, para lograr mayores competencias profesionales invadiendo corral ajeno. Un giro copernicano en la estrategia de quienes, incapaces de asimilar el reciente portazo (galletazo se dice ahora) recibido en las mismísimas narices de sus aspiraciones -que no las de todo el cuerpo de corredores- a la integración, parecen haber abandonado el tradicional mensaje de "vamos a llevarnos bien" con los notarios, para sustituirlo por "vamos a llevamos lo que podemos" de los notarios. Sólo en ese escenario prebélico cabe situar la petición del CGC al Gobierno para que modifique la legislación hipotecaria para permitir la intervención de los corredores de comercio, argumentando que "más competencia equivale a servicios más ágiles y mejores precios" (Enrique de la Torre, presidente del CGC, en EL PAÍS del 23 /11/ 93), curioso alegato en boca del, presidente de un colectivo que es paradigma del ejercicio profesional en régimen de monopolio.

El CGC apuesta así, ¡a buenas horas!, por la especialización notarial (notarios civiles versus notarios mercantiles), después de haber invertido más de un lustro y no poco presupuesto en promover la fusión de ambos cuerpos fedatarios, idea que, como es sabido, fue acogida con recelo por los notarios, quienes, ante el pupilaje forzoso que se les avecinaba ("joder qué tropa!", que dijera Romanones), apenas accedieron a sustituir el cartel de "cuidado con el perro" por el de "los huéspedes, por la puerta de servicio". Y no acabaron ahí sus tribulaciones, pues los despechados convecinos (¡ay la crisis!), empeñados en pedir posada en la casa en lugar de reparar las goteras de la propia, realizan continuas incursiones a la bodega de aquélla con la inequívoca intención de beberse la añeja cosecha hipotecaria.

La reacción no se ha hecho esperar: el Consejo General del Notariado y el notario Mezquita del Cacho han respondido con un cortés pero enérgico "zapatero, a tus zapatos", dejando traslucir que "quien mucho abarca poco aprieta" y el peligro que para la seguridad jurídica del tráfico mercantil crediticio, hipotecario y no hipotecano, representa la excesiva flexibilidad en los formalismos, esa agilidad y dinamismo que predica el CGC que si son cualidades envidiables en un corredor... de los cien metros lisos quizá no lo sean tanto en un fedatario público. Veamos por qué:

-La plantilla de 617 corredores de comercio en ejercicio, destinados en 179 poblaciones, debe atender actualmente 3,5 millones de operaciones anuales generadas por más de 42.000 oficinas bancarias, ubicadas en más de 3.000 localidades repartidas por toda la geografía nacional. ¿Que cómo se logra?: en términos globales, más del 40% de las operaciones supuestamente intervenidas (simuladamente intervenidas, sería más correcto decir) son firmadas por los contratantes en ausencia del corredor de comercio, con grave riesgo de inejecutividad del contrato.

-En 130 de esas 179 poblaciones de destino hay una sola oficina de corredores de comercio: 10 provincias completas y 28 capitales de provincia y sus kilométricas demarcaciones padecen esa situación monopolista.

- El 98% de los corredores de comercio ejerce en plaza unipersonal o está adscrito a un convenio profesional de reparto de clientela e ingresos. El 50% de los corredores carece de despacho individualizado propio, ergo se está impidiendo de hecho la libre elección de corredor por parte de los usuarios y se está hurtando a éstos más de 300 oficinas públicas cuya instalación (y la generación de empleo que ello supondría) no costaría un céntimo al Estado.

Y suma y sigue: retrasos medios de 15 días en la Hevanza de los libros registro de operaciones, percepción de aranceles alegales cuando no ilegales, irregularidades contables y fiscales que están siendo investigadas por el juzgado de delitos monetarios de la Audiencia Nacional..., y el CGC, presunto máximo responsable de este desaguisado, sin enterarse y reclamando mayores competencias, y más negocio, para sus súbditos en lugar de preocuparse de que se atienda personalmente, y mejor, el servicio público que ya tienen adjudicado. Atención personal que requeriría abolir de inmediato los despachos colectivos y los convenios y duplicar como mínimo la actual plantilla de corredores de comercio (la Dirección General del Tesoro acaba de someter a información pública (BOE, 1/ 12 / 93) un tímido incremento del 18%, y cuál no será la voluntad de servicio de los corredores de comercio que el Colegio de Madrid ya ha manifestado públicamente su rechazo a la ampliación que le toca; y no le falta razón, pues interviniendo en las operaciones con el mando a distancia no se precisan más corredores, sobramos todos).

Resumiendo: me temo que esta vez se le ha visto el plumero al CGC, lo cual, lejos de escandalizamos, permite albergar esperanzas de que tan impúdica exhibición -por ambiciosa e imprudente- no le haya pasado del todo inadvertida al ministro de Economía y Hacienda y actúe en consecuencia adoptando con urgencia las medidas necesarias para reformar, desde sus cimientos, el cuerpo de corredores de comercio hasta hacer converger la actuación profesional de sus funcionarios con las necesidades de servicio que la sociedad demanda, sin olvidar exigir las responsabilidades pertinentes a quienes hayan permitido que la situación de abuso e inseguridad jurídica alcanzase las peligrosas cotas en las que hoy se encuentra. Datos no le faltan al señor ministro, doy fe.

Pablo Muñoz Cuéllar es corredor de comercio colegiado de Jerez de la Frontera.

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