Dos pescaderos, juzgados por tráfico de tortugas protegidas
Los pescaderos Francisco Sentín y Antonio Pascual se sentaron ayer en el banquillo de un juzgado de la Audiencia de Barcelona para afrontar la acusación de tráfico de tortugas marinas protegidas de la especie Caretta-Caretta. Los dos acusados negaron haber comerciado con los animales, aunque sí reconocieron haberlos almacenado en los frigoríficos de su empresa, Pescados Murio, durante años.El fiscal de Medio Ambiente, José Joaquín Pérez de Gregorio, pidió una pena de dos años y cuatro meses de prisión para los acusados. Los Mossos d'Esquadra (policía autonómica catalana) decomisaron en 1991 en el almacén de Pescados Murio una partida de 54 tortugas marinas congeladas.
Ambos acusados declararon que compraban partidas de pescado en las lonjas de Vinaroz, Castellón de la Plana y L'Ametlla de Mar (Tarragona) entre las que había tortugas. Puntualizaron que nunca encargaron exclusivamente tortugas y que las tortugas que llegaban vivas se devolvían al mar. Las que llegaban sin vida se conservaban en la cámara "por no tirarlas, por no saber qué hacer con ellas". Ambos acusados admitieron tener constancia de comentarios, según los cuales, Pescados Murio vendió tortugas a los hoteles Majestic y Princesa Sofía de Barcelona.
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