Monólogo y diálogo

Sonaron los primeros acordes y ya nos inundó un mundo mágico de sonidos. Riqueni es un caso aparte en la guitarra flamenca actual. Ni sigue servilmente el modelo de Paco de Lucía ni nos abruma con alardes espectaculares o efectistas. Se recoge en sí mismo como para su propio deleite, y el resultado es una música tocada de conmovido entrañamiento, bellísima, luminosa.Con las espléndidas percusiones de D'Assis y Dantas entabló un diálogo emocionante, de amigos y cómplices que se entienden con una mirada y hablan el mismo lenguaje. Para mi gusto, se equivoca Riqueni en la siguiriya al crear una réplica demasiado complicada en la percusión, lo que a veces rompe el ritmo y resulta excesivamente elaborado para su propio estilo personal; aun así, es un toque de grandeza sobrecogedora.

Los tres artistas brillaron de manera excepcional. Tuvieron partes de increíble acoplamiento, en que uno a otro se mostraban el mutuo reconocimiento. Pero la guitarra sola de Riqueni, la taranta, la soleá, la siguiriya..., el ángel y el duende, la luz de Triana, la maravilla de las maravillas.