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Como bombardear Bosnia 'limpiamente'

Ato riesgo del plan de ataques aéreos de la OTAN contra los serbios

Una intervención militar occidental en Bosnia-Herzegovina plantea de antemano dos cuestiones esenciales. De una parte, bombardear a quién y para qué, y de otra, el compromiso de que los Gobiernos comprometidos en tal decisión no retrocedan ante el primer revés, en forma de represalia serbia contra los cascos azules desplegados en la antigua república yugoslava. Como ya demostró la guerra del Golfo, los bombardeos de la aviación no siempre son quirúrgicos, ya que a menudo golpean objetivos no estrictamente militares, ni es sencillo evitar una implicación de tropas terrestres en una operación militar aérea concebida con criterios selectivos.Evitar la muerte de civiles inocentes y de los 12.400 cascos azules desplegados en Bosnia Herzegovina. He aquí el dilema de la intervención occidental. Algunas de las seis zonas de seguridad (musulmanas) colocadas bajo la protección de la ONU desde mayo de 1993 son el objetivo de la supuesta intervención militar. En Sarajevo hay dos batallones franceses, uno egipcio y uno ucranio. En Srebrenica, dos compañías canadienses. En Zepa, una compañía ucrania. En Tuzla, un batallón de los países nórdicos. En Bihac, un batallón francés. Y en Gorazde, la ONU no tiene acceso.

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John Major, primer ministro británico, recordaba el miércoles que el Reino Unido (país al que pertenece el nuevo comandante de los cascos azules en Bosnia), junto a Francia, está presionando a la OTAN para que esgrima. la amenaza de ataques aéreos en "dos casos específicos", para romper la tenaza serbia en torno a Tuzla y Srebrenica. Sin embargo, en opinión de expertos militares, estas dos localidades musulmanas son las que presentan mayores dificultades para un bombardeo aéreo. Si la ONU se ve obligada á utilizar la fuerza para forzar la reapertura del aeropuerto de Tuzla, los bombardeos no serán suficientes. "El problema es que la. fuerza aérea no puede tomar y mantener un territorio", señala Paul Beaver, director de la prestigiosa Janes Defence Weekly. Harían falta centenares de cascos azules más para limpiar de misiles antiaéreos y otras armas de las fuerzas serbias una amplia franja de territorio alrededor del aeropuerto. Tarea dificil en un terreno montañoso y boscoso. Sólo entonces podrían reanudarse los vuelos humanitarios a Tuzla, situada en el centro de una región bajo control de la Armija (Ejército bosnio de mayoría musulmana).

Si las nuevas tropas de la ONU fueran desplegadas tras la orden de efectuar bombardeos aéreos, tendrían que estar preparadas para entrar en combate, por lo que requerirían armamento pesado como tanques y artillería, del que carecen en la actualidad los cascos azules en Bosnia.

La situación en Srebrenica, cerca de la frontera con Serbia, es distinta. Soldados holandeses deben relevar estos días a los 150 cascos azules canadienses que se hallan bloqueados en este enclave musulmán de Bosnia oriental. Los expertos sostienen que la aviación, muy eficaz contra objetivos terrestres en espacios abiertos, puede tener escasa utilidad contra las fuerzas serbias bosnias, que conocen bien el terreno y disponen de un equipamiento que puede ser movido y ocultado fácilmente. Existe, además, el peligro de que los serbios trasladen su arsenal muy cerca de las posiciones de los cascos azules, con lo que los bombardeos de la ONU podrían alcanzar a sus propias fuerzas o a civiles.

El hecho de que Srebrenica se encuentre a unos treinta kilómetros de la frontera con Serbia comporta un riesgo añadido. Los bombarderos que vuelan a velocidades supersónicas podrían acabar violando el espacio aéreo serbio y quedar expuestos a la artillería antiaérea.

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El Pentágono asegura que un adecuado número de aviones de combate estadounidenses están preparados para responder inmediatamente a un llamamiento de las Naciones Unidas para proteger a sus fuerzas de paz en Bosnia-Herzegovina. Los aparatos se encuentran desde mediados de 1992 en diversas bases italianas.

Las opciones barajadas hasta ahora tienen pros y contras:

Bombardeo de las líneas serbias de suministro de armas y municiones. Los serbios dependen en buena medida de los suministros que reciben desde Serbia. Los defensores de esta opción estiman que hay que cortar las rutas dé abastecimiento. A corto plazo, los ataques aéreos no tendrían un efecto relevante en los recursos militares de los serbios, y acarrearían el riesgo de alcanzar objetivos civiles al bombardear puentes.

Bombardeo de las baterías de artillería. Debilitarían o pondrían fin a los asedios serbios de Sarajevo, Srebrenica y otros enclaves musulmanes. Pero un ataque preciso contra las baterías artilleras, a menudo ocultas en bosques, es casi imposible. Las bombas podrían alcanzar a otras fuerzas no serbias en cualquier área, y al mismo tiempo podrían producirse represalias contra las tropas de Unprofor.

Bombardeos en territorio de Serbia. Podrían provocar una , inmediata reacción de Slobodan Milosevic, extendiendo el conflicto a Kosovo y Macedonia.

Armar a los musulmanes. Evitaría una intervención militar occidental y aplacaría a los países islámicos, pero podría incrementar el tráfico de armas en la región, lo que a la postre polarizaría el Consejo de Seguridad.

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