El mismo agoniza en el Nilo
El terrorismo integrista arruina la principal fuente de ingresos egipcia
"A la derecha las pirámides de Giza; a la izquierda, la Esfinge. ¿A que son impresionantes?". Los turistas japoneses toman apresuradamente algunas fotografías y retornan al minibús bajo la impaciente mirada del guía egipcio y tres policías de civil. "Ahora, vámonos", dice el guía, tratando de disimular la prisa.Dos años de ataques terroristas contra la industria turística han transformado las excursiones a Giza y otras maravillas egipcias en visitas que se realizan a una velocidad impuesta por el temor. En este sentido los extremistas musulmanes de la Garnuá Islamiya y la Yihad han ganado la batalla en la guerra contra el Gobierno de Hosni Mubarak. El turismo, principal fuente de divisas extranjeras, agoniza a orillas del Nilo.
Alarmado por las repercusiones económicas de este fenómeno, el Gobierno de El Cairo ha pasado a la ofensiva, y no sólo mediante la gigantesca campaña de detenciones contra los extremistas musulmanes, autores de la muerte de una británica, un turco y un sueco. "Este año vamos a invertir cerca de 25 millones de dólares para promocionar el turismo", dice Sayed Musa, el director de la Organización de Turismo de Egipto. "Planeamos invitar a agentes de viajes de todo el mundo, gente de la prensa y de líneas aéreas. Nos recuperaremos", agrega.
Eso, por supuesto, está por verse. El atentado que hirió a ocho visitantes austriacos en pleno centro de El Cairo el pasado 17 de diciembre ha provocado una nueva caída del turismo y ha impuesto el pánico en la industria. "Nos llueven cancelaciones" dice el gerente de una importante agencia de viajes. "Si seguimos así, iremos a la quiebra".
En 1993, la industria turística de Egipto perdió 1.000 millones de dólares, y las perspectivas de una recuperación veloz este año son remotas. El flujo de visitantes de Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Italia y Australia ha disminuido en un 40%. Según Musa, el número de turistas españoles, entretanto, disminuyó en un 74%.
Las autoridades describen la situación como "seria", pero el diagnóstico de las agencias de turismo es mucho más severo: "Hay verdadero pánico afirma un operador, citando datos extraoficiales, que pronostican una catástrofe económica en caso de producirse nuevos incidentes. En El Cairo, Luxor y Asuán, las empresas hoteleras han comenzado a reducir personal, y los vendedores de recuerdos se -han visto obligados a recortar drásticamente precios ante el considerable declive de su demanda.
Millón y medio de afectados
Las estadísticas oficiales señala.. que poco más de dos millones de turistas visitaron Egipto el año pasado, un millón menos que en 1992, cuando comenzó la campaña de los extremistas islámicos. Las pérdidas afectan a aproximadamente 300.000 egipcios dedicados a la industria turística. Si se toma en cuenta a sus familiares y dependientes, el impacto alcanza a un millón y medio de personas, afirma Musa.En El Cairo existe escepticismo acerca de las posibilidades reales del Gobierno para sacar al turismo de la peor crisis desde la guerra del Golfo. "Los extremistas son impopulares, especialmente entre quienes ven reducidos su! ingresos gracias a la campaña contra el turismo. Pero eso no parece importarles".
La Gamaá Islamiya ha jurado seguir luchando contra el Gobierno hasta conseguir la implantación de un régimen religioso similar al de Irán. Su campaña apunta a debilitar la economía, a fin de precipitar una crisis capaz de desestabilizar el régimen. El dilema del Gobierno es grave: su implacable campaña contra el integrismo no ha conseguido desbaratar las células más combativas en El Cairo y en el Alto Egipto. Ello hace suponer que el turismo seguirá en la mira.
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