Una guerra sin cuartel

Un nuevo golpe al régimen a plena luz del día. Las primeras víctimas de los extremistas musulmanes en Egipto este año fueron un alto oficial de policía y su chófer. Ambos fueron acribillados el pasado lunes en una emboscada callejera en el pueblo de Asiut, el bastión de la Garnuá Islamiya (Agrupación Islámica) en el Alto Egipto.El atentado coincidió con una vasta campaña de detenciones, que subraya el afán del Gobierno por decapitar el más atrevido movimiento subversivo, que está haciendo tambalear la economía del país más populoso del mundo árabe.

Según las informaciones policiales, el ataque ocurrió mientras la policía desplazaba refuerzos al Alto Egipto para cercar a núcleos fundamentalistas en las cercanías de Asiut. La Gamaá Islamiya ha jurado que vengará las ejecuciones de 29 de sus milicianos musulmanes.

En 1993, los enfrentamientos violentos entre fuerzas del Gobierno y militantes islámicos ocasionó 183 muertes, incluyendo dos turistas extranjeros, algunos cristianos coptos y transeúntes atrapados en enfrentamientos.

Tanto el presidente egipcio, Hosni Mubarak, como los dirigentes de los movimientos fundamentalistas clandestinos han afirmado en reiteradas ocasiones que la lucha que se libra en las calles de Egipto es una auténtica guerra a muerte.