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¡Año fuee!

Las cosas viejas se precisan casi tanto como las no usadas, pero nuestra cultura se las quita de encima, las aparca y repone, ano a ano, por Navidad. Por eso dicen que cada uno de nosotros tira a diario casi dos kilos de desecho que aparece despanzurrado, vertido, a lo largo de las aceras, por la noche. Y que en las fiestas de gastar se tira el doble. Recuerdo en Noche Vieja las echadas de agua, sin víctima aparente, en vida de Aurora de Albornoz, discípula destacada del último Juan Ramón Jiménez y gran dama de las letras entre Madrid y Puerto Rico: la irredenta fumadora de boquilla y visón organizaba todos los años un party en su casa de la calle de México, que, al filo de las doce de la noche, regeneraba en sonora y rebosante cadena de cascadas al aviso de ¡agua vaaa!", y cada quien tiraba el cargamento con la certeza de expulsar, desde el cubo, los malos duendes del pasado.El-excedente del añoviejo puebla las aceras de cajas de cartón, envases y maridos caducados, cintas de contención, abetitos sin apenas raíz, piropos feos de concejal machista y otros vaciados vecinales, objetos incluso de buen ver que se, han adquirido de forma compulsiva la semana consumista del veinte, ensordecida con villancetes ("pero mira cómo compran los peces en el río", y en dos semanas inválida a fuerza de caprichos.

Ahora preparamos con alevosía la procesión del camión de la basura sobre la que se vuelca la capital entera, todo un entierro en celofán de "la pájara" colectiva, o sea, del desvanecimiento del glotón. Mientras los serbios del norte siguen tirando al bosnio y los vecinos del sur tiran al blanco, los periódicos de por aquí se tiraron un Mao de un siglo, por eso anda la China, amarillita, revoloteando en las plazas. El Gobierno español dejó un Corcuera. El objetor mandó. una instancia. La señora Fernández pasé de Fidel Castro. Un mendigo dejó un "récord" de muertos amiguísimos suyos. El gobernador Rojo, un Conde.

De ahí que aguarde delante de Correos, sobre todos los frenados de este mes terminal, un seductor engominado con nostalgia de príncipe (¿sí?, ¿no?, ¿sí?, ¿no?). Este año viejo intenta llevarse su modelo estelar, en alza en los ochenta, que, cambió el calcetín feudal por la bolsa burguesa y el cajero insaciable; sustituyó el "pase usted primero" del colegio de curas por adelantamientos en cadena. Toma revolución por la vía rápida. Pero parece que, aunque sigan volando las narcisistas brillantinas -siempre hay alguien que corre-, el año nuevo viene con las cajitas premarchosas de antaño y las habas contadas. Cosillas que guardaba el añoviejo. En paz nos deje a todos.

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