Barbra Streisand renueva su 'mito' con su regreso a los escenarios

Los dos recitales públicos que ofreció este fin de semana Barbara Streisand en Las Vegas, los primeros después de 22 años, le han proporcionado unos 2.800 millones de pesetas y titulares en medios de todo el mundo. La entrega de los aficionados norteamericanos no es fácil de imitar en Europa: son un público excelente para los fetiches, ellos son los que crearon las estrenas, y el mérito no es sólo de los jefes de marketing.

Barbara es un buen ejemplo de lo que puede hacerse con una materia prima de buena calidad. Su llegada a la popularidad fue un salto milagroso, desde un pequeño papel en un musical a la protagonista de Funny Girl en un teatro de Broadway.Y ahora, tras 22 años sin salir al escenario de un teatro, Barbara de 51 años, delgada con el pelo lacio y el largo flequillo un poco más rubio ceniza se rinde a la petición de un nuevo casino de Las Vegas. El MGM Gran Casino tiene todos los tópicos que se esperan en la ciudad-espectáculo de Las Vegas: edificio en forma de pirámide egipcia y una reproducción en cartón-piedra de La Esfinge, cientos de miles de máquinas tragaperras, camas de agua gigantes para un hotel de más de cinco mil habitaciones y un terrible aroma a pachulí inundándolo todo.

Renuncia

Cuando una decisión de este tipo significa una renuncia de tal importancia para Barbara como es "decir ahora, donde dije nunca", no solo influye la enorme cantidad de dinero que supone el contrato para dos actuaciones -20 millones de dólares, unos 2.800 millones de pesetas, más los derechos del. vídeo que se ha rodado, más la satisfacción de llegar a records de venta de entradas: agotar las 26.210 localidades, que llegaron a costar 400.000 pesetas en la reventa del día 30 de diciembre; que en el mismo edificio, pero en una sala más pequeña, actúe a la misma hora Frank Sinatra y saber que eres capaz de tener a todas las cadenas de televisión y radio machacando con tu actuación desde hace tres meses.En la locura desatada por la actuación las anécdotas son de todo tipo, incluso ha habido problemas con la empresa de seguridad contratada para guardar algunos secretos de la noche porque dejaron escapar uno de los diseños de un vestido y un grupo de travestis ya lo han mostrado en su espectáculo antes que Barbara.

En la noche del estreno las caras radiantes de esas. señoras americanas de gafas en forma de mariposa que parecen salir de alguna parodia de la América de los años 60 y el gesto roto de Michael Jackson se mezclaban en la ceremonia del reencuentro. Entre el público había millonarios tejanos, el hermano del presidente Clinton, banqueros neoyorquinos y varios concursantes que habían ganado sus entradas en La ruleta de la fortuna.

Cuando un violín comenzó a mostrar la melodía de People, una voz desde el público gritó en yídish: "Bendita seas". Barbara pudo respirar tranquila entonces. No hay duda, ya es un mito.