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LA CRISIS DE BANESTO.

La concesión de numerosos créditos de alto riesgo, inversiones poco seguras, elevados gastos de representación, y, sobre todo, el uso de "artificios contables" son las causas principales que han llevado a Banesto a la crisis, según dijo ayer en el Congreso el gobernador del Banco de España, Luis Ángel Rojo. El gobernador confirmó la cifra de 500.000 millones de pesetas como cuantía de los recursos necesarios para sanear el banco. No cuantificó los "artificios contables", aunque pueden alcanzar los 200.000 millones de pesetas, según fuentes financieras. Todos los grupos de la oposición consideraron acertada la intervención de Banesto, aunque reprocharon lentitud al Banco de España. El ministro de Economía, Pedro Solbes, manifestó que la no intervención de Banesto habría afectado a todo el sistema financiero.

Plusvalías falsas y "artificios contables" engordan el "agujero" en 200.000 millones

Los "artificios contables" y las plusvalías mal contabilizadas por el equipo directivo de Banesto han generado cerca del 40% de los 500.000 millones de pesetas en que se cifra el agujero de la entidad. Los últimos trabajos de la inspección del Banco de España han detectado toda una serie de operaciones mal contabilizadas -unas para poder generar beneficios y otras para ocultar la autocartera-, que suman un total de 200.000 millones de pesetas. De éstos, 53.000 millones corresponden a plusvalías declaradas en 1992 y que no se corresponden a la realidad.Estos datos fueron descubiertos por los inspectores del, banco emisor en su última auditoría, iniciada en octubre pasado y cuyos resultados elevaron de 160.000 a 500.000 millones de pesetas las necesidades financieras para sanear la entidad. Fuentes de la Administración explicaron a este periódico que Mario Conde y su equipo realizaron toda una serie de operaciones aparentemente legales para mantener el crecimiento de la entidad y poder cerrar los ejercicios de 1991 y 1992 con un balance equilibrado. Buena parte de éstas se ha vuelto contra el banco a lo largo de 1993.

Los mayores quebrantos descubiertos se refieren a operaciones realizadas a través de empresas de la Corporación Financiera Banesto, sociedades instrumentales o particulares, que ayudaban a ocultar la autocartera real de Banesto, que en fuentes oficiales se sitúa en el 34% de las acciones.

La legislación española no permite que los bancos controlen más del 5% de su capital social y Conde y su equipo directivo respondieron a las exigencias del Banco de España de reducir su autocartera, utilizando sociedades que compraban esas acciones. En unos casos con créditos del propio banco y en otros con actuaciones más sofisticadas a través de empresas domiciliadas en el exterior.

El problema es que buena parte de esos aparcamientos de acciones -así se denominan- tenían un pacto de recompra que ha sido ejecutado por la persona o la sociedad intermediaria. En otros casos, las propias acciones estaban pignoradas -utilizadas como garantía- en créditos del propio banco que han pasado a considerarse morosos o fallidos.

Entre las entidades utilizadas para estas operaciones de autocartera figuran buena parte de las empresas de la Corporación Financiera Banesto. Petromed, en su día, y la Unión y el Fénix fueron las que mayor autocartera de Banesto mantenían, según se puso de manifiesto en las negociaciones con sus nuevos socios -British Petroleum y AGF- Conocidos hombres de negocios participaron en esta operativa.

Junto a las operaciones de autocartera, la inspección ha descubierto plusvalías mal contabilizadas y de puros "artificios contables", realizados en 1991 y 1992 para cuadrar las cuentas del banco. Ventas de inmuebles, revalorizaciones de activos e incluso ventas de empresas que engordaban el balance, pero que incluían acuerdos indirectos -como compra de deuda subordinada de la sociedad compradora-, que reducían realmente la plusvalía de la operación.

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