Manuel Illán vuelve con "Resistiré" y recupera el clasicismo del pop
A los 37 años, su tercer disco busca un lugar entre dos generaciones
En el cuadriculado panorama del pop español, a veces se introduce algún francotirador en tierra de nadie. Es el caso de Manuel Illán. Pertenece a la generación de los músicos de cierta veteranía, tiene 37 años, pero carece de su resabio. Tampoco presenta la bisoñez de los nuevos, pues tiene tras sí un currículo escondido de dos discos en solitario, amén de su pertenencia al grupo Esclarecidos y múltiples colaboraciones artísticas. Un caso atípico, que hoy vuelve a la carga con un tercer disco de título significativo: Resistiré.
Manuel Illán se introdujo tarde en el mundo de la música. Alicantino de nacimiento, vivió 15 años en Suiza antes licenciarse en psicología, abandonar esta profesión, comenzar con Luis Delgado y Javier Bergia en 1985 en el disco Ishinohana, estudiar piano, guitarra y percusión en el Conservatorio, grabar con La Dama se Esconde, integrarse en Esclarecidos, trabajar en el departamento de promoción de una casa discográfica, intentar el lanzamiento del movimiento neosolistas (junto a Paco Ibarra y Fania) y publicar dos discos en solitario: Manuel Illán (1987) y Lento camino largo (1989)."Con la música empecé a los 12 años, pero para un chico de provincias era muy difícil introducirse en esta maraña. El hecho de vivir tanto tiempo en Suiza tampoco ayudó, porque cuando regresé a España me encontré con un panorama desolador, que me hizo sepultar y sublimar una pasión. La vuelta significó un descabale traumático. Aparezco a los 27 años como músico tardío, pero era necesario apostar", afirma Illán, que considera su reciente Resistiré como una continuación de la cadena: "Es un disco evolutivo, más entendible que los anteriores".
Situado a medio camino entre los clásicos y los novísimos, Illán se encuentra en tierra de nadie y "más solo que la una", según dice. "En el extranjero se dan este tipo de fenómenos con mayor frecuencia, y la única referencia que tengo son los grandes músicos. Aquí, o perteneces a una generación determinada o es difícil salir, pero ésto también es un atractivo. No me siento identificado con el cantautor de antaño, y mi música carece de referencias estilísticas externas".
Espíritu comprometido
Canciones como El hombre del 68 en el 93, En eljardín de los imbéciles o Amar en Yugoslavia, recuperan, sin embargo, ese espíritu comprometido de la canción de autor. "Es la necesidad de gritar", dice Illán. "Me gustaría marcharme de aquí porque no me gusta nada todo. A lo mejor tengo que comerme lo que digo, pero cuando las personas no valen y la referencia es el dinero, hay que ser crítico. Es la única forma de expresión".Consciente del peligro de relanzar su carrera desde la tierra de nadie -"Es más complicado, pero tiene el lado positivo de ser terreno virgen", dice-, Manuel Illán se considera un compositor que recoge el clasicismo del pop -"Creo que es necesario, porque recoge el espíritu artesanal de la composición y sirve de referencia inmediata a nuevos conceptos"-, mientras se plantea el cauce por el debe transcurrir su música. "Es dificil protegerte de la contaminación. Hay que tener cierta profilaxis para seguir una línea personal, pero también necesito referencias externas para, saber si me limito a repetir esquemas. Es un reto a largo plazo, un trabajo a desarrollar en el tiempo".
Con problemas a la hora de definir su música -"Personal, con muchas dudas e imposible de etiquetar"-, su máxima preocupación ha sido el control directo del resultado final: "Era mi gran obsesión. Necesitaba reivindicar mi propia creación y, tomar decisiones, algo que nunca había hecho totalmente. Ahora, estoy con las expectativas del principiante, me siento nervioso por todo y me gusta, porque me siento vivo. Mi grado de implicación es máximo y, aunque te conviertes en burócarata de tu historia, la ansiedad que padeces es creativa".
Babelia
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