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Entrevista:

"Para mí, la plaza de Castilla es muy lejos"

Nació en un taxi, de madrugada, frente a la puerta de Alcalá. Pasó su infancia en la calle de Canarias, en la zona más portuaria de Madrid. Su alma de cuero está unida a una oviforme leyenda del punki madrileño de los años de la transición. En 1978 fue nombrado, porque sí, hijo adoptivo de Vallecas y Caballero Ilustre de la Orden del Bocata de Calamares y la Caña de Cerveza. Cree que la definición de un idiota es "un tío sentado en un coche en el centro de la ciudad". Alucina paseando a su perro con la visión nocturna de la plaza Mayor. Habla un castellano que es un primor y es un experto chamullador de la jerga de los currantes de Mercamadrid, Lavapiés o Tetuán. Del lenguaje no escrito de los buscavidas de billar, las lumís del Cerro de la Plata, los calorros olos veteranos de prisión. Toda esta sapiencia se reúne en El tocho cheli de Ramoncín, un diccionario de jergas, *germanías y jerigonzas de reciente publicación. Este cosmopolita de Legazpi se está mereciendo la ocupación de un sillón minúsculo de la Real Academia Española.

Pregunta. ¿Lo cheli es lo requetemadrileño?

Respuesta. Es una mezcla de casticismos, de lenguaje de defensa underground o subterráneo y algunas malformaciones fonéticas que terminan convirtiéndose en palabras. Puede parecer trivial, pero es uno de los lenguajes más ricos, se mueve permanentemente, como le sucede al talegario. En cambio, el romaní, el caló o el caliente y el ki de los legionarios están muy parados. En madrid se ha tardado poquísimo en decir: ¿dónde quedamos? Pues en El Nido, donde sale el AVE. En mi barrio seguimos llamando "reverendo" al aparato genital femenino, que es como le llamaba Quevedo.

P. ¿Cómo te definirías en términos cheli?

R. Creo que soy un pucherón (cantante), chamullati (entendido en jergas) que le da al diamante (a la cabeza). [Risas]. Bueno, darle al diamante también es... (meter, kilar, copular, arrimar el escombro).

P. Cuando eras el Rey del Pollo Frito decías que Madrid era un WC, un pozo de mierda.

R. Antes de la democracia era aterradora y ahora es una ciudad durísima. Los años de Tierno Galván y los primeros de Juan Barranco estuvieron bastante bien. El alcalde no existe, como tampoco existe el lenguaje de Serrano porque es una cuestión de entonación. El señor Álvarez del Manzano ni sabe ni le interesa lo que es Madrid. El Madrid del 92 fue para morirse de risa.

P. El autor de Pinchazo de ciudad sigue siendo un urbanita irreversible.

R. No me siento capaz de vivir a más de 10 kilómetros del centro; para mí, la plaza de Castilla es muy lejos. Llevo 14 años viviendo en Sol.

P. ¿Tú eres un sociata?

R. Creo en el socialismo. Todavía me interesa más el socialismo de Marx y de Lenin que cualquier otro. A este Gobierno socialista light, socialdemócrata, nadie le puede negar la modernización de este país.

P. Del estereotipo de lumpen has pasado a ser el teleevangelista y el yerno ideal.

R. Me joden los estereotipos porque nunca he querido ser estandarte de nada. No he sido lumpen en mi vida, he leído más libros que cualquier individuo de mi generación. Cuando cantaba Marica de terciopelo fue un shock pensar que un barriobajero citara a Honorato de Balzac. Tenía 17 años y ahora tengo 38, tengo los mismos amigos de antes, he hecho lo que quería hacer y he salido a flote. En Lingo se habla castellano, y es de las pocas veces que la gente gana dinero en la tele sin hacer el ridículo.

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